30 de diciembre de 2011

Postal de Año Viejo



Esta es la puerta de mi memoria. Del edificio donde pasé mi infancia. Avenida Independencia. Número 331. Esta es la puerta que ya no cruzo, el picaporte que no me gira, el umbral al que sólo se regresa de espaldas. Mirarlo encoge. Traspasarlo envejece. Si ahora toco el timbre, no reconoceré la voz que me responda. Pudiera ser la mía.

28 de diciembre de 2011

Je me souviens

La nostalgia tiende a cerrar los ojos. Nunca he sido muy partidario de ella: en general me resulta conservadora. La tristeza por el paso del tiempo es algo bien distinto. Una cosa, discutible, es sobrevalorar el pasado, el origen. Y otra, inevitable, contemplar nuestra mortalidad. He ahí quizá la razón de que recordemos.

26 de diciembre de 2011

El calendario de Quevedo

«Ayer se fue», el año pasado no compró billete de vuelta, sus espaldas están fuera de nuestro alcance, pensar hoy en 2010 parece un ejercicio de arqueología minúscula, «mañana no ha llegado», el año próximo, este ya casi 2012, todavía no sabe qué decirnos, nos parece lejano en su proximidad, está frente a nosotros pero es invisible, «hoy se está yendo sin parar un punto», 2011 no tiene nada más que decirnos, ya lo perdemos de vista, como no vemos casi el suelo que seguimos pisando, el suelo en el que huimos hacia no se sabe dónde. Pero tarde o temprano aparece Quevedo.

19 de diciembre de 2011

Un suicida risueño





(Celebrando la edición mexicana del nuevo libro Hacerse el muerto; Madrid, octubre de 2011; México DF, diciembre de 2011.

Producción: Zebra Audiovisual. Dirección, fotografía y edición: Lucía Martínez Cabrera. Voz del autor, en su maltrecho dialecto natal.

Ver cuentometrajes anteriores: El fusilado y Las cosas que no hacemos.)

16 de diciembre de 2011

La lectura como energía

Ojalá las librerías, lugares amados, jamás desaparezcan. Las imagino reciclándose, expandiendo sus funciones, enfatizando su rol de centro cultural. Una librería no sólo expende libros. También es un lugar de encuentro, orientación y aprendizaje. Libro impreso y digital convivirán largamente. Ambos tienen ventajas específicas. Gutenberg e Internet ni siquiera se oponen en la práctica. Además del e-reader, localizamos y compramos libros encuadernados a través de la Red. Los cambios tecnológicos necesitan dejar de ser un tema. Sólo entonces serán realidad asimilada. La lectura no se inventa ni se extingue: se transforma.

14 de diciembre de 2011

La hermenéutica

Al terminar ese libro, algunos lectores experimentan notables potentes de risa. Arrebatados por una dicha caprichosa, pasan el resto del día con cierta propensión a bromear con sus vecinos más antipáticos. Otros lectores permanecen inmóviles, incapaces de soltar ese libro, como electrocutados por el llanto. Las sombras los rodean poco a poco, adquiriendo la forma de los seres amados que se fueron. De vez en cuando, ese libro también desata olas de furia muy poco edificantes, nombrando la violencia silenciosa de quien acaba de descifrarlo. Ciertos lectores, en cambio, tras repetirse en voz baja las últimas líneas, sienten la irrefrenable necesidad de abrazar a alguien, a quien sea, ahora mismo. Por regla general, su casa está vacía.

12 de diciembre de 2011

Su excelentísimo señor

Sea cual sea el resultado de la investigación en los asuntillos de don Urdangarín, medio duque de Palma gracias a cierto Real Decreto y al extraño fervor español por los borbones, todo este revuelo me parece digno de celebración. Al fin se ha roto un tabú. El tabú. La inmunidad de esa familia que, considerando la excepcionalidad legal que la envuelve como una placenta, era más bien una familia fantasmagórica: irreal. Su excelentísimo señor Urdangarín tenía ojo para el balonmano, pero ojo con las manos. Su excelentísimo señor metía goles, que no es lo mismo que ir pegando pelotazos. Su excelentísimo señor contrajo un matrimonio conveniente. Que es algo muy distinto, oscuras majestades, que un patrimonio inconveniente.

9 de diciembre de 2011

Seis perplejidades


Una bonita revista chilena me ha pedido, horror, seis consejos para escritores principiantes. Como si uno dejara, alguna vez, de ser exactamente eso. Mi perpleja respuesta podría ser la siguiente:

1. No aceptar actitudes paternalistas de los autores mayores. Ellos también fueron jóvenes y, con toda probabilidad, más indocumentados.

2. La tradición no pesa: invita. Escribimos mientras leemos. La escritura es una forma suprema de relectura.

3. Ensayar, errar y repetir. Un manuscrito malo es mucho más valiente que un supuesto genio que se abstiene por si acaso.

4. Corregir hasta el límite de nuestra paciencia, que cuanto más corregimos más se amplía.

5. Recordar que todos somos principiantes: la escritura es un arte inaugural y, por tanto, carece de expertos.

6. No aceptar seis consejos de nadie. Uno ya es un abuso.

7 de diciembre de 2011

Complejidades

Ruiz Zafón acaba de ensayar una ejemplar tesis comparativa. Siempre atento a las teorías de la recepción, nuestro ventoso autor declaró sobre su último lanzamiento: «Es una novela más luminosa, menos oscura y ambigua que la anterior. Sabía que los lectores se iban a enfadar conmigo por liarles, pero estaba previsto». Carlos, osado Carlos, ¿cómo se te pasó por la hipófisis intentar ser ambiguo, cuando se puede ser unívoco para siempre? ¿Para qué buscar el claroscuro, si se puede encender un foco de mil quinientos vatios? Y sobre todo, Carlos, luminaria nuestra, ¿cómo consideraste la posibilidad atroz de liar a tus lectores? ¿No ves que nos perdemos enseguida? En esta tercera entrega tienes a bien revelarnos «las claves para interpretar el libro anterior». Nos alivia semejante magnanimidad hermenéutica. «Los hilos se van atando», explicas, «y eso generará una lectura más acelerada». Lo de acelerar su lectura me parece fantástico, hay cosas que es mejor terminar cuanto antes. La única duda que me queda, imperceptible casi, es la siguiente: ¿cómo harás para desliarnos si te has puesto a atar hilos? Fatalmente, las complejidades nos persiguen. Seguro que todo se aclara en la cuarta entrega.

3 de diciembre de 2011

La globalización según un cuate tapatío

«Nomás así es la pinche globalización, güey. Fíjate que cuando en Japón les va a toda madre y andan sobrados de lana, aquí ni cuenta nos damos. Pero si va un tsunami y los chinga, entonces aquí todos nos jodemos.»

27 de noviembre de 2011

El sol

«No te entiendo un pito lo que me decís», me dijo el conductor del autobús, o sea colectivo, o viceversa, mi primera jornada en Buenos Aires. Llevaba todo el día explicándome mal, queriendo decir una cosa y balbuceando otra, dando rodeos involuntariamente cómicos, reaprendiendo el léxico con el que aprendí hablar. «No te entiendo un pito, flaco», me repitió mientras manejaba, o sea conducía, o viceversa, y me entregaba mi correspondiente boleto o billete o pasaporte a ninguna parte. En mi ciudad natal brillaba el sol, que no tiene dialecto y tampoco le importa.

24 de noviembre de 2011

Farewell, Rome

Keats no viajó a Roma para salvarse, sino para agonizar con alguna armonía. Aparte de su clima (menos benévolo de lo que los ingleses sueñan), Roma era la ciudad de la poesía. De los amores secretos, como supo Goethe. Y de la permanencia de la memoria, consuelo que sólo la antigüedad clásica puede brindarnos. Allí Keats gozó de una primera semana de mejoría, logrando dar paseos casi póstumos. El resto del tiempo lo sufrió acostado. Iba con él Joseph Severn, pintor, viajero y, sospecho, algo más que fiel amigo. Suyo es aquel retrato del poeta leyendo, inclinado, en una silla. Cuando fue retratado, Keats había empezado a notar los primeros síntomas de la tuberculosis. En ese mismo período escribió la Oda a un ruiseñor. Esta coincidencia sugiere que el poema no le canta a lo eterno, sino más bien a su imposibilidad. Que levanta un monumento y lo desmonta. Desde la cama donde esperó su final, como un precoz Onetti, Keats escuchaba el trajín de la Piazza di Spagna. A través del ventanal, la música de la vida debió de parecerle tan inverosímil como la posteridad del ruiseñor.

21 de noviembre de 2011

Presidente Ausente

Rajoy fue un candidato (igual que su oponente) al que nunca eligieron los militantes de su partido. Rajoy tampoco ha sido votado por su programa electoral. Ni siquiera ha necesitado decir nada durante la campaña. La última campaña analógica ha resultado ser la primera literalmente virtual: el silencio ha bastado. Rajoy es presidente por omisión. Un presidente de nuestro tiempo. Las finanzas ya buscan a su siguiente títere.

19 de noviembre de 2011

El extranjero

«¿Se podría formar el partido de los que no están seguros de tener razón?», imaginó Camus, «sería el mío.» Citar es democrático. La democracia, trágica.

17 de noviembre de 2011

El paraíso

Ya está Europa planeando la salvación de sus centrales nalgas. Habrá, como hubo siempre, dos Europas, como hubo y habrá sur y norte, materia prima e industria, trabajadores e inversores, ahorros y paraísos fiscales. Al otro lado del agua, en Chile, país de sures y nortes internos, leo el curioso Sermón de la montaña que escribió Raúl Zurita hace ya cuarenta años, o quizás esta mañana: «Yo no creo en la resurrección de la carne porque los únicos que resucitan siempre son la plusvalía y el comercio». Amén, mamá Merkel.

14 de noviembre de 2011

Mito y cicatriz

No me fascina particularmente Marilyn Monroe. Pero siempre me ha fascinado la admiración de mi padre por ella. Digamos que soy su fan por pariente interpuesto: eso se llama memoria colectiva. Leyendo una crónica de su última sesión fotográfica, me entero de que la diva tenía una evidente cicatriz en el costado. La habían operado de la vesícula. Marilyn también tenía vesícula. Y callos. Y arrugas. Qué belleza. Bert Stern consiguió retratarla desnuda, o casi (todo gran desnudo es un casi). Al hacerlo, descubrió «una imperfección que la hacía parecer más vulnerable. Podías meter un dedo en su piel, como probar un merengue recién hecho». Lo que vio Stern, pero no se ve en las fotos, fue lo más propio de ella. La verdad. No dos tetas. Medianitas, tristonas. Ni el inicio del pubis. Concurrido, corriente. Sino eso: su marca. Esa herida en la piel. Stern desnudó a Marilyn justo antes de su muerte. Le hizo el amor, le hizo el horror. La convirtió de nuevo en Norma Jeane. Casi la salva.

11 de noviembre de 2011

Lector creciente

La vocación de un microtexto es crecer en silencio. Toda obra por supuesto se extiende, es rescrita al ser leída. Pero, en ese proceso de recepción, las microformas dan un paso más o, mejor dicho, un paso menos: cuentan con el lector como cuerpo del texto mismo. Su sintaxis parte de la certeza de una interrupción. De que su redacción será terminada en otra parte. Esto convierte al lector no solamente en intérprete, sino en colaborador lingüístico. Las microformas necesitan lectores valientes. Es decir, que soporten lo incompleto.

8 de noviembre de 2011

El Gran Debate

-Que no.
-Que sí.
-Me quemas.
-Tú más.
-Tú, tú.
-¡Tururú!
-Te callas.
-Te callo.
-No, no.
-Ni no, ni sí.
-Te gano.
-No me da la gana.
-¡Ñoño!
-¡Niña!
-La culpa fue tuya.
-Eso, tuya.
-Mientes.
-Mentira.
-¿O sea?
-No sé.
-¿Qué pensará la gente de nosotros?
-¿La qué?

7 de noviembre de 2011

La minoría

Ligera, en una esquina, frente a la ventana abierta, la papeleta tembló con el cambio de aire, rotó, pareció levitar, se dobló como una ola, como un caballo rampante, destacando sobre el resto de papeletas. La mano la esquivó y levantó la de siempre.

4 de noviembre de 2011

El zapping como secuestro

«La libertad», resumió el pálido rey David Foster Wallace, cuya lucidez no le sirvió para defenderse, «es poder elegir a qué le prestamos atención».

2 de noviembre de 2011

Pequeño silogismo bursátil

Las Bolsas han caído porque Grecia convoca un referéndum. Los ciudadanos votan y los inversores se abstienen. Ergo las Bolsas suben cuando la democracia baja.

31 de octubre de 2011

La caja lista

Quienes sostienen que la televisión nos estupidiza, dicen la verdad con los argumentos equivocados. No se trata de sus previsibles contenidos. Ni mucho menos, válgame Sanyo, de sus presuntos efectos morales. Se trata de que, a costa de las pérdidas millonarias que han tenido los grandes grupos en el sector audiovisual, la cultura escrita y verbal (editoriales, diarios, radios que pertenecen a dichos grupos) está despidiendo o maltratando a sus trabajadores. Una imagen cuesta más euros que mil palabras.

27 de octubre de 2011

Las cosas que no hacemos (cuentometraje)




(A partir del cuento "Las cosas que no hacemos", del nuevo libro Hacerse el muerto; Páginas de Espuma, Madrid y México DF, 2011.

Producción: Zebra Audiovisual. Dirección, fotografía y edición: Lucía Martínez Cabrera. Voz del autor.

Ver cuentometraje anterior: El fusilado.)

25 de octubre de 2011

Unanimidad y espectro

La presidenta argentina tiene mala prensa en España. Quizá porque los medios españoles no conocen demasiado bien las restantes opciones. O porque harían mejores negocios con ellos. Cristina Fernández era, en mi opinión, la mejor candidata posible. Yo la hubiera votado. Pero no sería jamás un oficialista furibundo. El riesgo que ahora afronta el país pareciera el siguiente: si no resulta posible discrepar con el Gobierno desde la propia izquierda, si apenas existe espacio para la discusión interna, entonces se larvará una alternativa desde la extrema derecha. Una oposición reaccionaria que, cuando le toque el turno, Macri mediante, devolverá al país a la peor deriva menemista. Si la izquierda nacional se asume esencialmente kirchnerista, corre el riesgo de autodestruirse en las próximas elecciones. Bastará con que su líder falte. Mientras tanto, felicitaciones a la presidenta, que ojalá hubiera debatido con otros durante la campaña.

24 de octubre de 2011

Libia y la libido

Curiosa esta costumbre occidental de celebrar el asesinato de villanos remotos, de patrocinar su persecución y tortura. Nos excita pisotear fuera de nuestras fronteras los principios que reclamamos dentro. Nos fascina lo fácil que resulta omitir ese frágil protocolo que llamamos derechos humanos. Cuanto más desfigurado queda el rostro del villano, más exacto resulta como espejo. Asomarse es gratis.

21 de octubre de 2011

La Deshacedora

Tras la retirada de El Hacedor (de Borges), bajo amenaza de Kodama y sus memoriosos abogados, se redactó una carta de protesta. La ocasión merecía que partidarios y detractores de Fernández Mallo coincidiesen: la ética es más urgente que las filias y fobias. La editorial se equivocó al no solicitar autorización. Pero resulta aberrante que, por ley, se deba pedir permiso para dialogar con un clásico. No se trataba de explotar el texto original de Borges, sino de trabajar literariamente con él. Lo que se dirime aquí por tanto es la libertad de un procedimiento narrativo, no la legítima defensa de unos derechos de autor. Aunque la carta (que firmé sin dudarlo) insista en lo «actual» y «digital» del caso, la creación a partir de obras anteriores nació con el arte mismo, es parte de él. Está en los palimpsestos grecolatinos, el arte barroco, el teatro clásico, la novela negra, la poesía en general, la obra de Borges. No estamos ante un mero acto de incomprensión hacia el arte posmoderno. Sino, peor aún, ante un acto de incultura general. Este incidente daña a todas las partes. Los únicos que ganan son un par de abogados, convertidos en grotescos árbitros literarios.

19 de octubre de 2011

Tragedia griega

Siempre práctico, Aristóteles distinguía entre oikonomikos y chrematisike. Lo económico se refería a la correcta administración de los bienes, necesaria para el funcionamiento de cualquier ciudad. Lo crematístico aludía a aquellos intercambios cuyo único objetivo era incrementar las ganancias. A quienes se dedicaban a esta última actividad, Aristóteles los llamaba parásitos. Y un parásito es lo último que muere.

16 de octubre de 2011

Parábola del iPad

Ahora que el señor Jobs ha alcanzado los cielos como el santo casi homónimo, recuerdo una visita a su más divino templo. Caminaba por Nueva York con un amigo. Él deseaba comprar un iPad en la espectacular tienda cúbica de la Quinta Avenida. Mientras peregrinábamos, debatimos sobre la utilidad del artilugio. La tienda me impactó por su capacidad metafórica. Su estructura de cristal permite contemplar el río de clientes, fluyendo incesantemente alrededor de las mesas, como una catarata al pie de un mirador. No sólo se exponen los productos: también a sus compradores. Es el capitalismo en versión transparente. La unión de material, mensaje e intención. Mi amigo se adentró en el cubo. Yo, que amo los Mac como aparatos bien hechos, pero los detesto como fetiches de consumo, preferí esperar fuera. Me quedé observando el interior de la tienda. Noté que no había cajas de cobro: los empleados iban recorriendo los pasillos y cobrando directamente, iPad en mano. Al rato mi amigo emergió del cubo con un gesto de decepción. Las existencias se habían agotado y, por ese día, no quedaban más terminales. Entonces comprendimos la verdadera utilidad del iPad: vender iPads. Amén.

14 de octubre de 2011

La tribu financiera

Muchas veces nos sentimos hartos de la política. Pero quizás estemos hartos de la falta de política. De su renuncia a priori. De su reemplazo por otros discursos más urgidos y miopes, empezando por el bursátil. Igual que la democracia no se reduce al sufragio, la economía no se reduce a las finanzas. Basta de predicciones, por favor. Los antropólogos del futuro nos estudiarán como a una tribu digital que miraba supersticiosamente hacia arriba, temiendo la caída de las bolsas.

10 de octubre de 2011

Hacerse el muerto




(Cuentometraje a partir de "El fusilado", perteneciente al nuevo libro Hacerse el muerto; Páginas de Espuma, Madrid y México DF, 2011.

El cuento rinde homenaje al escritor argentino Daniel Moyano, detenido durante la última dictadura militar.

Producción: Zebra Audiovisual. Dirección, fotografía y edición: Lucía Martínez Cabrera. Voz del autor.)

7 de octubre de 2011

El hombre de ojos fuego

Uno va por ahí, vivo, y de pronto se topa con lo que no quería. Parece inverosímil que un volcán como Félix Romeo dejase de hervir de golpe. O quizás explotó por esa fogosidad tan suya. Escribo en caliente, tal como él hablaba. Era irascible, voraz, superdotado. Nadie leía, se apasionaba ni discutía más. Convirtió el soporífero protocolo de las mesas redondas en un arte fascinante y dialéctico: no conozco caso igual. Recuerdo la precisión para el dolor de Dibujos animados, su primera novela. La elaborada obscenidad de Discotèque. La despedida sin aire, hecha jirones, de Amarillo. Su obra se reparte entre aquellos breves libros y el mar de sus opiniones, artículos, notas al margen. Busco su biografía en su editorial y me sobresalta el accidente de una metáfora:
Quizá sea literalmente cierto: Félix era inabarcable. Igual que su robusta presencia. Vino temprano la muerte y tuvo sus ojos. Pero sus ojos ya habían leído el mundo entero.

5 de octubre de 2011

La seriedad no es seria

El serio es incapaz de cuestionar su propia pose. Y, por eso mismo, incapaz de pensar seriamente. Sólo quien se ríe de sí mismo puede discutir a fondo con sus propias ideas. O no.

3 de octubre de 2011

El otro mercader

La edición original de El mercader de Venecia, publicada en 1600 por el librero y editor londinense Thomas Heyes, se anuncia en su portada del siguiente modo: «La más excelente historia del mercader de Venecia, con la extrema crueldad de Shylock el judío hacia el susodicho mercader, cortándole una libra exacta de su carne, y con la conquista de Porcia mediante la elección de los tres cofres». Leída sin prejuicios, o con prejuicios nuevos, semejante sinopsis suena menos a alta cultura que al tráiler de una superproducción o al anuncio de un best seller histórico. Cuatro siglos más tarde, tendemos a explicar su creación como la más refinada muestra de teatro clásico. La élite es el otro mercader.

29 de septiembre de 2011

Capitalismo y finitud

Por fin la economía se parece a nosotros: no sabe si se va a morir mañana.

26 de septiembre de 2011

La guerra de Fogwill

Hace un año y propina murió Fogwill. Llegar impuntuales a su aniversario es sacarse la corbata que él no se hubiera puesto para redactar su necrológica. Solíamos leerlo a la luz del personaje. La seducción bélica de su figura nos distraía del rigor de su obra. Sobre todo en una literatura como la argentina, que tiende a retratarse con las poses más que con los textos. Pero lo esencial es el sonido fog. Ese que brilla en su sintaxis de abstracción oral. En su atención quisquillosa a las cosas. Ahí vuela esa maravilla de humor y autoexégesis llamada Muchacha punk. Recuerdo mi sorpresa al leer Los pichiciegos, después de tanto oír hablar de ella. Me extrañó encontrarme con una potente novela realista, cercana a todo eso contra lo que su autor se declararía. La narración es de un costumbrismo oscuro y sólo ocasionalmente alucinado, como en la escena donde los pichis celebran los bombardeos como una atracción de circo. Todo lo demás (el frío, el dolor, el miedo) es de una compasión y una sobriedad apabullantes. «Esas cosas, de la cabeza, no se borran así nomás». Semejante escritor, tampoco.

23 de septiembre de 2011

The Mammas and the Pope

Me detengo frente al Palacio Papal de la ciudad de Aviñón. Es no sé qué festividad y, justo debajo de la santa residencia, una joven orquesta eléctrica ameniza la tarde a los abuelos. Guitarras, bajos, sintetizadores, baterías. El repertorio sagrado incluye Satisfaction y We Will Rock You. La tradición es tan astuta que se apropia de cualquier cosa que la golpee.

21 de septiembre de 2011

El proxeneta

De paso por Italia miro las noticias en la televisión, comparo titulares en los diarios. Y lo único que veo es a Berlusconi rodeado de escotes. El rey sol y sus tetas orbitando. Esta vez le toca el turno a la despampanante e irrelevante Manuela Arcuri, presunta modelo. Manuela declara en todas partes que ella no, que las putas eran otras. En los medios nacionales no se habla de otra cosa: los recortes sociales son menos fotogénicos. El mayor daño de Berlusconi (pero también su mayor conquista) ha sido transformar el debate ideológico en prensa rosa. No simplemente frivolizar la política sino  desviar sus ejes, desterrarla de su ámbito. Así es mucho más fácil delinquir. Gobernar, ya no digamos.

19 de septiembre de 2011

Lo justo y lo sagrado

Más allá de las posibles corrupciones individuales, el caso de Schoklender y el dinero de las Madres de Plaza de Mayo se cimenta en una paradoja ética. Hay instituciones cuya propia función las convierte en sagradas. Y esa sacralidad simbólica es la que, trágicamente, facilita a veces la impunidad en sus acciones. Delicado opinar sobre este oprobio sin ser injusto con la historia. Pero la memoria histórica es, o debiera ser siempre, lo contrario del tabú.

16 de septiembre de 2011

La ceremonia

En High Line, Nueva York, vi hace poco una curiosa instalación del artista Stephen Vitiello. Se titulaba A bell for every minute. Cada sesenta segundos, el visitante escuchaba una campana distinta de algún punto lejano de la ciudad. Campanas escolares, tibetanas, Hare Krishna, de puertas, de teléfonos, católicas, judías, africanas, de bomberos, indias, japonesas, de barcos. Nada más, nada menos. La hora no importaba. La única ceremonia es esa: que el tiempo está pasando.

14 de septiembre de 2011

Sky 0

Este año volví a Nueva York. Sólo la había visitado una vez, meses antes de la caída de las torres, a las que había subido como un turista más. La mayor diferencia visual no la encontré en la Zona Cero. Estaba en el cielo mismo, que es parte arquitectónica de esa ciudad. Cada vez que pasaba un avión, sin poder evitarlo, me inquietaba. Y miraba hacia arriba. «Tu nombre es otro, cielo», escribió Juan Ramón en esas calles, hace casi cien años.

11 de septiembre de 2011

Catástrofe y representación

Viajábamos a la playa. El bus iba repleto de gente con auriculares. La pantalla emitía una película de acción. De repente una voz empezó a declamar. «Aviones estrellados contra las Torres.» Ella y yo nos volvimos. «Nube gris sobre Manhattan.» Un hombre sostenía un transistor con la vista extraviada. «Cancelados los vuelos.» Nadie giraba la cabeza. «Los Estados Unidos han quedado aislados.» Los pasajeros seguían atentos a la pantalla. «Una de las torres se desploma.» Ella y yo comprendimos: era un montaje, como el de Orson Welles. «El puente de Brooklyn se colapsa.» Todos permanecían sentados: hace diez años había pocos teléfonos móviles. «El Air Force One evacuando al presidente.» Ella y yo sonreímos. «Todas las embajadas norteamericanas están siendo desalojadas.» Qué buena farsa, dijo ella. «Wall Street clausurado.» Buenísima, dije yo. «Las bolsas se desploman.» El hombre del transistor asentía. «Y ahora cae la otra torre.» Solté una carcajada. «El Pentágono atacado.» Suspiramos de alivio. En la pantalla, borrachas, dos rubias celebraban algo en la barra de un bar.

9 de septiembre de 2011

Woody Allen: elogio y crítica de la nostalgia (y 3)

La física ha logrado formular dos conceptos que intuían los turistas: todo espacio está hecho de tiempo, y todos los tiempos son simultáneos. París funciona en Midnight como laberinto histórico y superposición de paraísos perdidos. El presente, nos recuerda la película, tiende a la insatisfacción. Y, por tanto, a la evasión retrospectiva o prospectiva. Aquí se funden con ingenio ambas fugas: un pasado de ciencia ficción. La actualidad de la película, que dice transcurrir en 2010, es en sí misma una negación del presente. A excepción de alguna broma sobre el Tea Party, nada nos hace sentir que su historia sucede hoy. Hace tiempo que Woody Allen detesta o ignora el presente. Que se ha convertido en aquel desopilante reaccionario cascarrabias que él mismo interpretaba en Anything else. Lo más interesante de Midnight es que construye, al mismo tiempo, un homenaje a la nostalgia y su refutación. Si toda época se subestima estéticamente en relación al pasado, quizá la verdadera utopía estética sería mitificar el presente. Salí del cine con más ganas de chill out que nunca: algún día sonará a música sagrada.

7 de septiembre de 2011

Woody Allen: elogio y crítica de la nostalgia (2)

En España no terminó de gustar la Barcelona pija de Vicky Cristina. Más acostumbrados a la automitificación de clase, en Francia las críticas de Midnight (salvo en Cahiers du cinema) han sido entusiastas. «No se trata de un cine de postal», escribió con acrobática indulgencia el crítico de Les inrockuptibles, «sino de una película sobre las postales». Pero la película muestra escasa ironía hacia los tópicos culturales. Los retratos de los grandes artistas resultan planos y se limitan al pintoresquismo. Particularmente desaprovechados quedan Scott Fitzgerald, Picasso e incluso el gran fetiche Buñuel. Hemingway tiene gracia, aunque repite siempre el mismo chiste. La mejor aparición es quizá la de Dalí. Aplicándole su propia medicina retro, reconozcamos que desde hace años (quizá desde Deconstructing Harry) Allen ha sustituido la marginalidad estética y la agilidad dialéctica por unos diálogos rutinarios y cierto tipismo facilón. No ha vuelto a crear personajes femeninos complejos como los de Diane Keaton. Y sus actuales protagonistas masculinos tienden a la candidez. Como si Allen no estuviera dispuesto a que sus reemplazantes, sobre todo si son jóvenes, parezcan tan brillantes como él. La inclinación nostálgica de Allen se parece a la que hemos contraído hacia su obra.

5 de septiembre de 2011

Woody Allen: elogio y crítica de la nostalgia (1)

Esperé hasta París para ver Midnight in Paris. Quería exponerme a la tentación mítica, para ver qué me pasaba. No me pasó gran cosa. O no tanto como al protagonista de esta segunda entrega de la trilogía turística de Woody Allen. La película dialoga con distintas zonas de su filmografía. Es una fábula onírica como The Purple Rose of Cairo, una elegía nostálgica como Radio Days, un homenaje urbano como Manhattan. Pero no alcanza su frescura y tensión. Incluso diría que, por primera vez, en la realización se percibe más dinero que ideas: los vestuarios son mucho más esmerados que los diálogos. La astucia de Allen suele consistir en acumular clichés para después parodiarlos. Esa estrategia le ha permitido ser un cursi con causa. Midnight narra un cuento de hadas en horario canalla: a la hora en que la Cenicienta pierde su ilusión de princesa, un turista yanqui se transforma en parte de la bohemia europea. La ciudad que vemos aquí cumple aquella promesa con la que terminaba Hollywood Ending, regresar al París de nuestros sueños. Pero, como en Vicky Cristina Barcelona, Allen no nos propone un viaje. Sino turismo caro.

2 de septiembre de 2011

Torero Hemingway

A 50 años de su muerte, Hemingway resucita a diario en alguna leyenda, imagen o gesto relacionado con su figura pública. Ambiguo destino el de los escritores-personaje: ser más recordados que releídos. Entre sus novelas, El viejo y el mar sigue siendo mi preferida. Por quién doblan las campanas ha envejecido rápido, aunque sus mezclas entre inglés y español anticiparon la realidad de su propio país. Sus elusivos cuentos se postulan como eslabón perdido entre Chéjov y Carver, a veces asociados con demasiada ligereza. Más que 'Los asesinos', con su tramposa interrupción final, elegiría como modelo de elipsis 'Un lugar limpio y bien iluminado'. Pieza maestra que ilustra la potencia de la quietud, el misterio de la ausencia. Raro mérito en alguien tan movedizo y presente. Escribe sobre él Javier Reverte: «Vivió la Guerra Civil declarándose partidario de la República y comprendió el sentido trágico de la fiesta de los toros como muy pocos españoles. Si siguiera vivo, probablemente hubiera jurado no pisar Cataluña hasta que se levantase la prohibición de las corridas». Yo hubiera preferido que, en vida, jurase no volver de vacaciones a España hasta que se levantase el franquismo. O, por lo menos, la censura literaria.

29 de agosto de 2011

Cómo expandir el punk

Dos documentales recientes, vistos uno a continuación del otro, ilustran a la perfección dos narrativas opuestas: Barcelona, antes de que el tiempo lo borre, de Mireia Ros, y Joy Division, de Grant Lee. El primero, que promete una sinopsis del complejo y fascinante siglo veinte barcelonés, termina limitándose al repaso lineal, autoindulgente y oligárquico de la familia del guionista. El segundo, que se anuncia como un mero repaso a la formación de un grupo punk, termina proponiendo una sofisticada, ambigua y coral tesis sobre Manchester. Elegir un gran tema es condenarse a reducirlo. Partir de un tema pequeño invita irresistiblemente a ampliarlo. No me gusta Joy Division, pero me encanta la gente a la que le gusta Joy Division.

26 de agosto de 2011

El otro fusilamiento

Hace 75 veranos, Lorca estaba ocupado reinventando el surrealismo y el teatro en español. A veces hizo ambas cosas a la vez. Por ejemplo en El público, que es una de esas obras irrepresentables que sólo se comprende representada. Nos moriremos sin saber qué iba a inventar Lorca al final de ese verano. Ese es el otro, incesante fusilamiento.

23 de agosto de 2011

Refutación exprés

A menudo se nos pregunta por la diferencia entre escribir en blogs y en la llamada prensa tradicional. Pese a las tentaciones adanistas, sería ingenuo considerar tradicional todo aquello que se publica en los medios impresos. Podemos expresar opiniones innovadoras en un periódico, igual que podemos abrir un blog completamente previsible o tuitear cada quince minutos eslóganes conservadores. En realidad ambos mundos mantienen una incesante conversación: los periodistas clásicos navegan a diario por Internet, y los blogueros suelen leer la prensa. Muy por encima de la difusión expansiva de los contenidos, que es un fenómeno más cuantitativo que cualitativo, la Red ha abolido la noción de Última Palabra. Cualquiera puede reproducir un artículo, o la entrada de un blog, o un tuit, y discutirlos al instante. Lo cual tiene profundas repercusiones políticas. Todos dudamos leyendo a los demás. Bendita condena.

20 de agosto de 2011

Benedicto, el empleador

Su Enésima Santidad, al que todos los ángeles tengan en su gloria, bajó del cielo de Madrid y manifestó, entre otras bendiciones, su preocupación por los jóvenes desempleados. Del millón largo de peregrinos que ha acudido a acompañar su santa labor, apenas el 6% está sin trabajo. Así es mucho más fácil tener fe. Dios es la única multinacional cuyas deudas generan superávit.

18 de agosto de 2011

El hueco extraordinario

Qué sigiloso arte, tirar cosas. Los escritorios de mis sucesivas casas han ido quedándose vacíos. Su atractivo ya no son los objetos, sino su razonada ausencia. El exceso de objetos puede provocar interferencias en la escritura. Un campo de estímulos en demasiadas direcciones. Las bibliotecas, por ejemplo, me distraen. Tener tantos libros a la vista resulta enceguecedor. Prefiero que el lugar donde escribo se parezca lo más posible a una página en blanco: que tenga todo el mundo por delante.

15 de agosto de 2011

Gramática 0, Prensa 12

Una parte significativa de la población mundial sólo lee la prensa deportiva. Que a mí, dicho sea de paso, me encanta. Además de encontrarla políticamente más reveladora que Le monde diplomatique. Pero, mientras su impacto público se eleva, su nivel lingüístico no deja de caer. Al abrir por ejemplo el Marca (el diario más leído de España, y sensiblemente peor redactado que su equivalente argentino, Olé), encuentro aberraciones gramaticales en cada noticia sobre el Real Madrid. «Ayer no se entrenaron ninguno de los dos». A lo mejor ninguno es plural en portugués. «Una clínica que solía frecuentar Zidane». Es lo que tiene frecuentar un lugar: que solemos ir. «Se desató la locura con 5.000 aficionados enloquecidos». La redundancia es otra forma de locura. «Una docena de ellos saltaron al césped». Una docena, ¿cuánto son? También los grandes diarios generales empiezan a acostumbrarnos a estos sobresaltos. Mourinho, afirma hoy El País, tiene «aprehensiones a la hora de medirse al Barça». Ojalá aprendamos, sin ninguna aprensión, a aprehender la ortografía. Cuando se escribe rápido, todos atacan. Y la gramática juega sin arquero.

11 de agosto de 2011

Memorias de un hígado

El galés Richard Gwyn es poeta, novelista y traductor ocasional de Bolaño. En su autobiografía The Vagabond’s Breakfast, que esconde un ensayo tan íntimo como On being Ill de Virginia Woolf, el autor cuenta cómo salvó la vida por un transplante de hígado. El hígado que Bolaño esperaba, ese que su hepatólogo no pudo conseguirle mientras él le dedicaba un texto póstumo, el hígado que Gwyn le dedica a Bolaño. Citando a Sontag, el autor nos describe dos reinos que se sueñan opuestos: el de la enfermedad y el de la salud. Él ha vivido en ambos. «Es», resume, «como si tuviera los pasaportes de dos países que sospechan el uno del otro». Los súbditos del reino de los sanos recelamos de nuestro reino futuro. Tomamos nota de él. Fingimos aceptarlo objetivándolo. Lo estudiamos en busca de una especie de pasaporte diplomático que nos ahorre los trámites sórdidos.


(Resumen del artículo en la revista Ñ, 19-07-2011. Leer texto completo...)

8 de agosto de 2011

La mala educación

En Chile hay, que sepamos, muchos más estudiantes que policías. Por eso, cuantos más palos les pegan estos a aquellos, menos salen las cuentas. Han sido las mayores manifestaciones que ha conocido el país desde el final de la dictadura. Época en la que, por cierto, se firmó el decreto que ha esgrimido el actual ministro para reprimir las protestas. Los estudiantes han acudido en masa. La democracia dice que ya va. Pelear por el sistema educativo es de buena educación.

4 de agosto de 2011

Homo telens, homo vintage

Con la interiorización de las comunicaciones, ciertas dicotomías no bastan para definir una postura. Ya no se trata de ser apocalípticos o integrados, como resumió Eco. Más complejos resultan los ciclos contrapuestos que se suceden en un mismo período, incluso en un mismo individuo. Podemos ser, según la ocasión, apocalípticos que se integran o integrados que desertan. A propósito de una sofisticadamente insustancial novela de Tao Lin, reflexiona Vicente Luis Mora: «En este sistema de estrellatos obligatorios, sólo puedes querer ser nadie cuando eres tan famoso que persigues volver al anonimato». Ese arco de ida y vuelta podría resumirse así: del amanuense anónimo al modelo warholiano transcurrieron siglos; entre la celebridad de Warhol y el confinamiento de Salinger pueden pasar minutos. Nuestra relación con la tecnología experimenta una ambivalencia parecida: casi nadie es, a secas, tecnófobo o tecnófilo. Pienso en Jorge Carrión, autor de un excelente ensayo sobre teleseries y de una revista en fotocopias. Quizá toda vanguardia, para seguir pensando, necesita tantear su equilibrada retaguardia. El siglo 20 precipitó la evolución del homo sapiens al homo telens. Quién sabe si, muy pronto, pasaremos del ansioso homo telens a un escéptico homo vintage.

1 de agosto de 2011

Primer Mundo, penúltimo capítulo

Hace casi veinte años, los jóvenes españoles acamparon para protestar porque los países ricos, como por ejemplo el suyo, no cumplían el compromiso de destinar el 0,7 % de su PIB a los países pobres y explotados. Explotados, se entiende, por los mismos países que habían suscrito ese tratado. Recuerdo que, en Granada, el céntrico Paseo del Salón se llenó de tiendas de colores. Acampé ahí con mis amigos. Nos gustó. Cantábamos: «¡Cero siete ya!, ¡solidaridá!». Hoy, los jóvenes españoles acampan pidiendo «democracia real ya» para su propio país. Apuntando más cerca, ven más lejos. Los miro y tengo la sensación de haber aprendido algo.

29 de julio de 2011

La importancia de llamarse Franz

Para bien o para mal, los verdaderos escritores parecen infectados por su propia narrativa. De modo que se vuelven incapaces de referirse a su vida sin recurrir a su estética. En las Cartas a Milena, que Kafka dirigió a la traductora y periodista que sería su última confidente, abundan los fragmentos afines a los microrrelatos de Contemplación. Un par de años antes de morir de tuberculosis, el autor le resume a su corresponsal: «Por la mañana llegó la criada, una muchacha buena pero extremadamente realista. Vio la sangre y me dijo: Ay, doctor, usted no tiene para mucho. Yo me sentía mejor que nunca, fui a la oficina y sólo por la tarde visité al médico. El resto de la historia carece de importancia». Esa última frase lleva toda una vida de escritura.

27 de julio de 2011

Disco duro

Hoy, en el instante del despertar, he creído reconocer entre los pliegues de mi mente unos recuerdos perdidos, ideas que estaba a punto de tener, surcos de errores que iba a repetir, imágenes almacenadas, su ordenación, sus nombres. ¿Y si toda la informática fuese un lento autorretrato destinado finalmente a obtener, intacto, impecable, un cerebro humano?

25 de julio de 2011

La educación democrática

En la mesa de al lado escucho a una señora de cierta edad, muy bien vestida con una blusa roja, explicarle a su hija: «Yo antes odiaba a la derecha. Ahora la voto». Su hija rubia asiente.

23 de julio de 2011

La vejez es lo mítico

Más que una novedad para la música, Amy Winehouse siempre me pareció un epígono brillante. Una excelente ventrílocua de voces del pasado. Que cantaba muy bien, nadie puede negarlo. Que nos deje un estilo, eso ya es más dudoso. Su muerte antes de los 30 provocará algo tan sórdido y previsible como su autodestrucción: la exageración póstuma de su talento. Los mismos que hace un mes se reían de su bochorno musical en Belgrado, hoy lamentarán la pérdida de una artista inigualable, ble, bla, bluf. Según un manoseado adagio argentino, desde su accidente, Gardel canta cada día mejor. A Winehouse, por desgracia, la muerte le ha evitado cantar cada día peor. Detesto la necrofilia de las hazañas potenciales, de las presuntas obras maestras que los difuntos habrían compuesto. Genios tempranamente malogrados fueron Billie Holiday, Elvis Presley, John Lennon. Como algunos del siniestro Club 27: Jones, Hendrix, Morrison, incluso Cobain. Si nos ponemos a decir que Winehouse fue el prodigio truncado de su generación, estaremos faltándole el respeto a su vida y a la música. Mientras tanto, de paseo por San Sebastián, el abuelo BB King se hace más mito envejeciendo.

22 de julio de 2011

Entrevista a un asiento vacío



¿Qué estará declarando el asiento de Camps frente al micrófono? ¿Qué turbio secretos estará revelándoles a los periodistas? Probablemente es mucho más claro que su antiguo ocupante. Este asiento vacío no es un mueble: es la exacta descendencia de una estirpe. Una estirpe votada hace apenas dos meses.

19 de julio de 2011

Machitos ilustrados, 2

Por razones históricas, los escritores hombres heredamos una laguna doble. Por un lado, nos cuesta construir personajes femeninos que superen los estereotipos culturales. Y por otro, inevitablemente, hemos leído a menos autoras. Nuestra visión del mundo queda así reducida a la confirmación de nuestro propio género. El conflicto de las escritoras, discriminaciones aparte, es de otra índole: desarrollan su identidad como mujeres mientras se educan en diversas perspectivas masculinas. Esta contradicción suele propiciar, a la fuerza, una mayor complejidad ideológica y psicológica. Lo cual no equivale en absoluto a una supuesta superioridad de la inteligencia femenina, tópico paternalista que suscribirían pocas mujeres inteligentes. Resulta injusto identificar la corrección política, que es acrítica por definición, con los difíciles avances que el feminismo ha logrado. La incorrección política funciona como resistencia frente a un pensamiento hegemónico. Pero la hegemonía en la cultura sigue siendo, en gran medida, patriarcal. Ciertos intelectuales encuentran cualquier discusión política más digna de interés que el feminismo. Quizá no adviertan que se trata de un pensamiento político de primer orden. Y que, a diferencia de otros, propone revoluciones que todavía no se han intentado. El tiempo envejecerá a esos machitos ilustrados como a los virreyes, los hidalgos o los arzobispos.


(Resumen del artículo en la revista Ñ, 11-06-2011. Leer texto completo...)

16 de julio de 2011

Machitos ilustrados, 1

Muchos escritores que se declaran interesados en las relaciones entre escritura y política tienen algo en común: jamás indagan en el pensamiento de género. Suscriben toda clase de reflexiones poscoloniales, revisiones históricas, desmontajes del mercado editorial, análisis sociológicos de la tecnología. Pero suelen callar, o salir corriendo, o reaccionar con furia, ante cualquier planteamiento feminista. Su discurso omite los vínculos entre ficción y patriarcado, entre los roles de género y los puntos de vista narrativos. El llamado pensamiento de género, parece mentira tener que recordarlo, concierne a mujeres y hombres. Afecta al modo en que conformamos nuestra autoimagen y proyectamos nuestra identidad, cuya faceta de género es tan sometible a crítica como las opiniones políticas o las inclinaciones estéticas. El feminismo nada tiene que ver con una presunta concesión que se les hace a las mujeres. En su aplicación siglo 21, es también una forma de autoconocimiento masculino. De liberación íntima. Y, sobre todo, de profundización en la escritura. La postura del machito ilustrado en la literatura nos va a dejar a todos en calzoncillos, si seguimos fingiendo que esto es un tema de mujeres.


(Resumen del artículo en la revista Ñ, 13-05-2011. Leer texto completo...)

14 de julio de 2011

Breve historia del abuso

Durante la Segunda Guerra Mundial, la equipación del ejército norteamericano incluía preservativos de tamaño considerable que, para intimidar psicológicamente al enemigo, eran etiquetados como pequeños. Hoy, en plena Tercera Guerra Mundial Financiera, las tropas de las entidades bancarias ejecutan fielmente la estrategia contraria.

12 de julio de 2011

Ellroy Confidential

En los festivales literarios es posible observar toda clase de especímenes. Proliferan el autor misántropo, el autor estrella, el autor adicto, el autor coctelero, el autor fóbico. De visita en la localidad brasileña de Paraty, durante el FLIP, he tenido la interesante ocasión de censar a James Ellroy, el autor de L.A. Confidential. Un amigo periodista me cuenta que, justo antes de entrevistarlo, un tambaleante Ellroy le advirtió educadamente: «Debo informarle que estoy bebido». Al finalizar la entrevista, mi amigo le pidió una dedicatoria. El autor escribió: «Tenga miedo de este libro».

10 de julio de 2011

Banderas puras

Dos noticias futboleras me hacen pensar en la patria, entelequia capaz de rebotar mucho más que una pelota. Tras el triste descenso de categoría, un grupo de hinchas de River plantea modificar la legendaria camiseta del club, para que sus colores no flameen allí donde el equipo ha caído. Mientras tanto el mejor futbolista del mundo, que ha vivido media vida en su Argentina natal y media vida en su España adoptiva, recibe el enésimo ataque nacionalista. Como la selección no le gana a Bolivia, para algunos el problema es que Messi no vocifera el himno patrio como debería. Sospechoso a priori, a Messi los esencialistas sólo le dejan dos opciones: sobreactuar su identidad o ser un traidor. En ambos casos, la idea de fondo consiste en negar la realidad, que muy a menudo incluye la hibridación, la mancha, las idas y vueltas. Tarde o temprano, una bandera pura es un gol en contra.

8 de julio de 2011

La máquina de transgredir

Tal como la entiendo, la transgresión no sería un objetivo a priori. Sino una consecuencia necesaria del trabajo. Lo primero obedece a una especie de adolescencia estética. Lo segundo, entre tropiezos y dudas, puede conducir al arte. «Poesía», definió el poeta brasileño Oswald de Andrade en unos versos muy en sintonía con el movimiento creacionista en español, «es el descubrimiento de las cosas que nunca he visto». Ironizando sobre el hartazgo de la belleza tradicional, el autor declaró en su Manifiesto Pau-Brasil que, si jamás se había inventado una máquina de hacer versos, es porque ya existían los poetas parnasianos. Lo que los vanguardistas del siglo veinte no imaginaron es que, cien años más tarde, también se oxidaría la máquina de transgredir: la boutade. No me interesa tanto el urinario de Duchamp, la estridencia de lo banal fuera de contexto, como la maltrecha poesía que el lenguaje sería capaz de extraer reescribiendo ese urinario. Lo sórdido pidiendo auxilio a la belleza. Toda epifanía a tiempo me parece transgresora.

6 de julio de 2011

Vergüenza

Se abre la puerta del coche y, al meter la cabeza, me topo con Coetzee. Mi sobresalto es doble. Se trata de uno de los escritores que más admiro en el mundo. Pero además, lo confieso, no había leído el programa del festival e ignoraba que él estuviera invitado. Tomo asiento, nervioso. Coetzee estira un brazo y esboza lo que, considerando su legendaria sequedad, podría calificarse de media sonrisa. «I’m John», murmura, como si hiciese falta la aclaración. Comenzamos el trayecto en silencio. Más tarde intercambiamos unas cuantas frases aisladas sobre los aviones y los idiomas. Coetzee lleva un ejemplar italiano de Disgrace. Me extraña que la traducción se titule Vergogna. Aunque el título original incluya ese sentido (la vergüenza, la deshonra), así se pierde el matiz trascendente relacionado con la gracia. Reúno el valor suficiente para preguntarle algo que siempre he tenido curiosidad por saber de esa novela: si, a través de los diálogos, un lector nativo en inglés puede deducir que la joven alumna, como se muestra en la película, es negra. Esta cuestión, interpreto, parece crucial para todo lo que sucederá después en la novela. «That’s quite a philosophical question», me contesta Coetzee. No dice nada más en todo el viaje hasta que bajamos del coche.

4 de julio de 2011

Benvenuti

En la habitación de nuestro hotel hay dos televisores, uno de ellos en el baño, y no hay mesa de trabajo. Estamos en Milán.

2 de julio de 2011

Halfon habla

Mañana nunca lo hablamos, de Eduardo Halfon, ofrece una autobiografía en cuentos. Una infancia revisitada bajo una emoción de segundo grado, la que produce darle forma y sentido a todo aquello que no lo tuvo, o lo tuvo a nuestras espaldas. El hermoso primer relato, entre Hemingway y García Márquez (donde, según la ocasión, dispara o enternece Halfon), nos da la pauta del dolor y el amor que esperan en el resto. «Era un jueves. Era el verano del 81. Eran días de disparos». Así se resume el exilio en el último relato, especie de encuentro entre César Vallejo, Kafka y la guerrilla. Los primeros libros del autor, Esto no es una pipa, Saturno o El ángel literario, estaban obsesivamente recorridos por una pregunta: ¿Para qué narrar? Para no suicidarse, parecían responder. Este último libro sugiere otra pregunta con padre de fondo: ¿Para qué recordar? Quizá para tener infancia. Porque mañana nunca hablamos de lo que debíamos, hasta que la escritura por fin habla.

29 de junio de 2011

El valiente tardío y el miope precoz

Zapatero siempre tiene razón a posteriori. O sea, cuando ya es tarde. Rajoy nunca se equivoca porque jamás nos cuenta lo que piensa. Lo hará sólo cuando gane. Ambas maneras de ser son un plan de gobierno. «El problema», ha explicado el presidente en su último debate, «es de sistema productivo. El sector de la construcción llegó a alcanzar el 7,5% del PIB, tres puntos más que la zona euro. Sin la aportación negativa del sector inmobiliario, hoy la economía española estaría creciendo el 2%. No podemos volver a crecer y crear empleo del modo en que lo hicimos en el pasado». Si eso mismo lo hubiera denunciado en la primera legislatura, cuando aún gestionaba el superávit, habría parecido un valiente. Por su parte, Rajoy sigue resultando más elocuente como aforista cómico que como político conservador. En un momento ebrio del debate, soltó: «Cuando un herido sangra, no es momento para graduarle la visión». Él, por si acaso, ya tiene las gafas puestas.

27 de junio de 2011

El clásico

Durante mi infancia argentina, River era el equipo que ganaba. Yo era de Boca, o de lo que había quedado de Boca tras la marcha de Maradona. El don de Maradona siempre fue salvar a los equipos para después dañarlos: lo mismo que hizo consigo mismo. Pasé mis primeros años de conciencia futbolística (con perdón del oxímoron) viendo quedar a River por encima de mi equipo, viendo al Beto Alonso y al príncipe Francescoli mostrarse inalcanzables. Llegué a pensar que ser de Boca era una extraña forma de lealtad a la derrota. Más o menos como ser del Atleti de Madrid. Después los años 80 y mi infancia terminaron. Boca empezó a ganar. Y yo no estaba allí. River volvió a ganar. Y yo seguía aquí. Poco a poco fui perdiendo el contacto con el campeonato argentino. Los años, los goles, los nombres se sucedieron. Hoy, por primera vez en toda la historia, River desciende de categoría. Y es ahora cuando, súbitamente, tres décadas más tarde, siento a River cercano. Pienso: así era mi equipo. El que perdía.

25 de junio de 2011

Las manos

Después de cada catástrofe, cuando veo imágenes de las víctimas rezando con fervor, recuerdo un terrible microrrelato de Manuel Moyano, que acaba de publicar Teatro de ceniza: «La mano cercenada que descansa sobre el asfalto lleva puesta la pulsera de la fortuna».

23 de junio de 2011

El verso duda

Me he preguntado, me han preguntado a veces cuál es la diferencia entre escribir en verso y escribir poemas en prosa. Por supuesto, la diferencia no es técnica sino de otro orden, de punto de partida, de concepto de habla. Me deslumbra estos días la poesía completa de Joaquín Giannuzzi, con excelente prólogo de Jorge Fondebrider. Ahí, aparte de un singular modo de escribir hablándose, de pensar lo concreto, de generalizar a partir del detalle, encuentro la mejor respuesta posible a la pregunta de para qué sirve el verso: «Entre verso y verso se instala una pausa/ donde el mundo es puesto en duda». Qué certeza leer dudas tan claras.

21 de junio de 2011

No hay derecho a tanta derecha

«El PSOE hace política de derechas», o al menos eso ha hecho en su segunda legislatura, «pero no es la derecha». Lo resumió con su habitual sensatez Gaspar Llamazares, a quien el núcleo comunista del partido le hizo la vida imposible. Tal como ahora, según parece, empieza a ocurrirle a su sucesor. Muchos creíamos que la función de un partido nacional no era complacer a los militantes más acérrimos, sino tomar decisiones pensando en el bien general. Si Izquierda Unida (por desgracia y también por la ley d’Hont) no está para ganar mayorías, pero tampoco para alcanzar acuerdos que impidan el triunfo de la derecha y corrijan las políticas socialistas, muchos de sus votantes nos hacemos una pregunta dolorosa: ¿entonces para qué está? A lo mejor no eran los coordinadores generales del partido lo que pedía a gritos una renovación.

19 de junio de 2011

El ascenso

Vengo de ver, con enorme alegría, el ascenso del Granada a Primera División. El club había pasado casi la mitad de su historia en Segunda, cuando no en Segunda B o incluso Tercera. Nos habíamos acostumbrado a que el equipo de nuestra ciudad fuese pequeño, perdiese a menudo y tuviera un futuro triste. Ese era el Granada de las últimas décadas. Sin embargo esta noche, apenas un minuto después del partido, todo el bar le dedicaba cánticos de burla al equipo perdedor, recordándole que la próxima temporada seguiría en Segunda. Exactamente así, hasta hace bien poco, se sintió nuevo rico este país. Perder es una costumbre. Ganar es un olvido. Nuestro gol, por cierto, lo metió un nigeriano.

17 de junio de 2011

El pastor bobo

Si Europa deja caer a Grecia, con cuyas trampas financieras tanto ha lucrado, se dejará caer a sí misma. ¿Es posible invocar (aún) principios europeos comunes, mientras el origen de todos ellos se borra con la manga del contable apresurado? Heráclito dijo: «En el círculo se confunden el principio y el fin». Dos milenios y medio más tarde, en su Diálogo del pastor bobo, Lorca anunció: «Europa se arranca las tetas». Que el seno y la cuna no sean la misma cosa.

15 de junio de 2011

Con y sin Borges

25 años sin Borges. O un cuarto de siglo con más Borges que nunca. Casi nadie discute que fue el Cervantes del siglo pasado. Por su noción transnacional, hipertextual y políglota de la ficción, sin duda se adelantó a su tiempo. Según Umberto Eco, Borges inventó Internet. Pero esa interpretación es parcial, tratándose de un autor con un evidente desinterés por la actualidad y las modernidades. En Argentina, su predicamento ha dependido de la despolitización de su figura. Cuando sus opiniones políticas, a menudo atroces, eran parte del debate literario nacional, la lectura de su obra se veía interferida inevitablemente. Borges fue, en términos literarios, un escritor sin cuerpo. Su obra omite la sexualidad de una manera casi obsesiva. El deseo, el placer, la carne están desterrados de su universo. Sería curioso plantearse cómo un país tan psicoanalizado ha colocado a un genio de la represión sexual en el centro de su canon. Celebrando que hablamos de una de las prosas más brillantes de la historia, quizá no nos vendría mal dejarlo descansar un poco. Lo cual no significa olvidarlo, sino dejar de soñar con imitarlo. Ser epígonos borgeanos parece mucho menos provechoso que ser sus lectores.

12 de junio de 2011

Campamentos, despachos

Los indignados de Sol levantan campamento. Su idea no es rendirse: es desplazarse, desplegarse. Concebir la acampada como un punto de partida. De paso por Madrid, me acerco un rato a la plaza. Es domingo por la noche y todavía quedan bastante jóvenes limpiando, plegando, empacando. Los observo desmontar sus puestos con la misma serenidad, el mismo respeto y la misma coordinación con que los instalaron hace un mes. Ya es más de lo que demuestran sus mayores en sus despachos.

10 de junio de 2011

Semprún causa aforismos

Ante la muerte de Jorge Semprún, intelectual bilingüe que logró el milagro de tener dos países además de dos extranjerías, Herta Müller escribe: «Siempre me he visto obligada a encuadrar en los libros de Semprún a mi padre, soldado de las SS. Siempre quise ser capaz de impedir que mi padre, incluso a posteriori, se convirtiera en soldado de las SS». La escritura como utopía retrospectiva: mejorar el pasado al conocerlo. Bernard-Henry Lévy lo resume con un aforismo: «Escribir no para sobrevivir, sino para revivir». Quizá la vida más digna consista en revivir al superviviente. Javier Solana, ministro de Cultura anterior a Semprún, deja anotada una contradicción en su Twitter: «Mejor silencio como recuerdo al amigo». El silencio es otra palabra. Callar, otra manera de provocar la glosa. «Desde hacía dos años», cuenta el propio Semprún en La escritura o la vida, «yo vivía sin rostro. No hay espejos en Buchenwald». Ese espejo imposible del horror se llamaría literatura.

7 de junio de 2011

Mírame mucho

Especie de Gran Hermano en primera persona, el bizarro documental A complete history of my sexual failures resume perfectamente la falacia de los reality shows. Sus cámaras no registran intimidades: más bien las fuerzan, las provocan, las sobreactúan. A diferencia de la cámara oculta, que aspiraba a la captura de reacciones confidenciales, el ojo hipermoderno (webcams, Facebook, telerrealidades) parte de la certeza de que todo es visualizable a priori. Y de que, en el fondo, nada sucedería sin el ojo que graba. Narrado, dirigido y protagonizado por Chris Waitt, el documental se propone investigar el pasado sentimental y sexual de su autor. Pero su verdadero objetivo no es la terapia, sino la exhibición del trauma. En vez de analizar el porqué de sus desastres, Waitt los repasa con voluntad de archivo. He ahí dos elementos narrativos muy de nuestra época: el carácter anecdótico y la estructura enumerativa. Impúdica, superficial e impactante, A complete… testimonia las disfunciones emocionales de una generación que pronto se hará cargo del mundo. A decir verdad, otras generaciones mucho más peligrosas ya lo hicieron. Y aquí seguimos. O no.

4 de junio de 2011

El misterio concreto

La abstracción en poesía suele ser estridente. En lo concreto está el primer misterio, que quizás es el único. Hay mucho miedo en la sofisticación. Hay mucho amor en la renuncia a una palabra. «Las cosas más sencillas», susurra Charles Simic, «difíciles en su obviedad. No hacían ningún ruido».

2 de junio de 2011

Mass media, más medios

Más allá de sus propios intereses, los grandes medios de comunicación tienen inevitables filtros de acceso, estructuras burocráticas y limitaciones físicas. La suma de estos condicionantes selecciona y restringe sus opiniones. Internet ofrece, en cambio, la posibilidad inédita de construir una opinión pública sin intermediarios. Como todo progreso verdadero, semejante libertad consiente su utilización reaccionaria. Junto a las innumerables voces que contribuyen a completar nuestra visión del mundo, hay quienes profieren toda clase de ocurrencias o insultos sin la responsabilidad mínima que se les exigiría en otros ámbitos públicos. Curiosamente, muchos de ellos defienden o creen defender el valor de internet. Convendría dejar de contemplar la red como un juguetito nuevo y tomarla tan en serio como a las publicaciones tradicionales. Ojalá algún día sepamos crear una especie de protocolo digital cuyo objeto no sea reprimir, sino divulgar opiniones libres de manera respetuosa. Pensar en eso contribuiría a repensar nuestra libertad.

30 de mayo de 2011

Burbuja terremoto

La tierra que se mueve porque vive.
La vida que se agita porque es cruel.
El suelo que no sabe quién lo habita.
La gente con sus casas de papel.

La construcción de casas que no valen
el sudor del peón o el parado remoto.
Las familias de golpe comprobando
que una burbuja es otro terremoto.

El otro día en Lorca fue 11-M.
El dolor es más alto que el azar.
Los números se mueven como un suelo
por el que no podemos caminar.

Nadie sabe los grados de la muerte.
Pero en la escala Richter fue 5,1.
Por ley ciertas viviendas debieron resistir.
La ley caía lenta. No la alzaba ninguno.

La mala suerte es una caja negra
y adentro a veces hay un cheque en blanco.
El suelo es una patria removida
por pulpos urbanísticos, por constructores mancos.

(Leído en la feria del libro de Madrid durante un recital a beneficio de los damnificados por el terremoto, como parte de la iniciativa El libro con Lorca. Dedicado al poeta Juan Ramón Barat y a toda la gente de Lorca.)

28 de mayo de 2011

A mis brazos, libro

Este año, el país invitado a la feria del libro de Madrid es Alemania. El maestro Goethe dejó dicho en sus maravillosas Elegías romanas: «Muchas veces he escrito poemas en sus brazos,/ contando suavemente sílabas en su espalda/ con los dedos». Estas fechas de poca ropa se prestan a abrirnos de páginas. Acostarse con un libro es revolcarse dos veces.

25 de mayo de 2011

Agua pública

En varias ocasiones, siguiendo con la mayor atención el movimiento del 15-M, he escuchado a algunos de los jóvenes acampados declarar que no les importaba el resultado de las elecciones, porque sus objetivos políticos eran otros. Aunque la indiferencia electoral no era en absoluto unánime entre sus compañeros, me parece importante detenerse en ese argumento. En Granada, por ejemplo, varios acampados denuncian que el Ayuntamiento del PP (ampliamente reelegido el domingo) los ha obligado a retirar las lonas que los protegían y ha cortado el agua de las fuentes próximas. Semejantes maniobras de disuasión son tan burdas como innecesarias, pero, ¿resulta coherente indignarse por estas decisiones del Ayuntamiento, cuando previamente se ha subestimado la posibilidad de participar en las elecciones municipales? Si el sufragio no nos interesa, lo que hagan los candidatos electos tampoco debería inquietarnos. Y si admitimos que, nos gusten o no, las iniciativas de los políticos condicionan nuestra vida diaria, lo más razonable sería votar siempre y, por supuesto, seguir defendiendo nuestros derechos más allá de las urnas. Por mucho escepticismo que nos cause, o aunque a menudo esté contaminada, el agua de lo público nos moja a todos. Sería peligroso tirar esa toalla.

23 de mayo de 2011

La temorcracia

Ciertos resultados electorales nos dejan con la sospecha de que, más que el día anterior, la verdadera jornada de reflexión es el día después.

22 de mayo de 2011

Se levantó y anduvo

La juventud actual, decían con un dedo en alto, es apática, apolítica, acomodada. La juventud actual, nos insistían sin deponer el dedo, es autista, egoísta, perezosa. La juventud, en suma, estaba muerta. Pero de pronto esto, y esto otro, y mil etcéteras en forma de movilización. Y los enterradores empiezan a preocuparse. Ciertos resucitados molestan más que los muertos.

21 de mayo de 2011

Conversando en la plaza

Entre twitter y el mayo francés, muchas pancartas del 15-M demuestran que la palabra sigue siendo el mayor y más civilizado instrumento político. «Violencia», resume una, «es cobrar 600 euros». Hay veces en que el vándalo va con corbata: «¡Manos arriba! Esto es un contrato». ¿Cuánto durará la toma de las plazas? No importa: «Tu futuro es ahora». Y tu lugar, aquí. ¿Desalojarán a los manifestantes por acampar pacíficamente? «Menos policía y más filosofía». ¿Qué dicen mientras tanto los partidos? Unos rechazan el movimiento, otros tratan de ignorarlo, otros tratan de acoplarse. A ninguno de ellos les pertenece esto: «Poco pan y pésimo circo». ¿Pero entonces qué hacer mañana en las elecciones? ¿No ir, despreciar las urnas? «No somos antisistemas, somos cambia-sistemas». Entonces quizás haya que ir a votar distinto. «Nosotros vamos con alegría, con ganas y con ilusión», vociferó Rajoy durante el cierre de campaña. Cuanto menos vote la plaza, más alegres estarán los suyos.

19 de mayo de 2011

Ciudadano real

Desde hace tiempo en Occidente, y más en épocas electorales como las que vive España, impera un lógico clima de indignación social. Pero esa indignación, como es habitual en las grandes manifestaciones populares, tiende a expresarse mediante alguna dicotomía equívoca. En este caso: la abstracción llamada «clase política» frente a la amalgama de «la gente de la calle» (a veces castigada con la inquietante etiqueta de «gente normal» o con otras tan imprecisas como «ciudadanos de a pie», cuando la mayoría de ellos se obstina en atravesar en coche su ciudad). Se reclama una democracia real y no puedo estar más de acuerdo: la democracia es mucho más que el sufragio. Además de plebiscitos o listas abiertas, la democracia real sería la ejercida todos los días, de manera directa, por cada uno de nosotros. O sea con nuestros vecinos, en nuestra familia, en nuestro trabajo (en caso de tenerlo). En nuestra actitud respecto a las normas, los derechos ajenos, la gestión del dinero o los impuestos. Una pregunta profundamente política que podríamos hacernos es si los ciudadanos de verdad somos, si estamos seguros de ser mucho mejores que nuestros políticos. Pensar que sí sería tranquilizador. Pensar que no, un punto de partida.

17 de mayo de 2011

Fomento de la lectura

La puerta de nuestra casa ha sufrido varias perforaciones. Las cerraduras cuelgan como lenguas. Todas las mesas están volcadas. Los cajones asoman vacíos. Los papeles se alborotan en el suelo. El botiquín se desparrama por el baño. Ya no quedan aparatos a la vista. Falta la ropa. La vajilla ha desaparecido. En sus estantes de siempre, nuestros libros permanecen intactos.

14 de mayo de 2011

Alguien al otro lado





[Del nuevo libro-disco Alguien al otro lado,
antología de poemas de Andrés Neuman musicados por Juan Trova.
Publicado en colección La Veleta, editorial Comares, Granada, 2011.
Concierto de presentación: 15 de mayo a las 21 hs, Teatro CajaGranada (frente al Parque de las Ciencias), Granada.
Dirección, arreglos y guitarras del tema: Alberto Ruiz.]

10 de mayo de 2011

Or not

Al sur de Puerto Rico, en Guayama, frente al mar Caribe, el mantel de una taberna recibe a los visitantes: «Bienvenidos a/ Welcome to Isla del Encanto». En el último plebiscito sobre su estatus político, celebrado en 1998, a los votantes se les propuso cuatro posibilidades: régimen de Estado libre asociado; incorporación total a los Estados Unidos; independencia con respecto al país norteamericano; o «ninguna de las opciones anteriores». Más de la mitad de los puertorriqueños votó por esta última, que resultó ganadora. En materia de islas y de identidades, quizás el verdadero encanto está en la indecisión.

7 de mayo de 2011

Qué raro que Javier sea Marías

Prodigio de precisión y conjetura, la escritura de Javier Marías nos deja siempre la razonable duda sobre quién es quién. En su nueva novela, Los enamoramientos, María se enamora de Javier. Aunque Javier no se enamora de María, sino de otra. Y esa otra, como suele ocurrir, está con otro. En un pasaje, leo: «Tampoco yo pronunciaba mucho su nombre, es frecuente que oír el nuestro nos ponga en estado de alerta, como si estuviéramos recibiendo una advertencia o fuera el preámbulo de una adversidad o de un adiós». Nuestro nombre en boca de otro nos puede sobresaltar o dar miedo. Al sentirnos señalados, algo en nuestro interior se pone a la defensiva. Por eso necesitamos tanto a los personajes ajenos: en ellos nos observamos más impune y claramente. Me acuerdo del verso de Lorca: «¡qué raro que me llame Federico!». Nuestro nombre es prestado. Nuestra extrañeza es propia.

5 de mayo de 2011

Acordarse de Sabato

Me recuerdo saludando a Sabato una mañana, por casualidad, en Madrid. Él realizaba su último viaje transatlántico, que inspiraría el libro España en los diarios de mi vejez. Me lo crucé a la entrada del hotel Suecia. Lo detuve y le dije: Es un honor verlo. Sabato, aquejado de sordera, me pidió que se lo repitiese. Es un honor verlo, insistí. Como Sabato no escuchaba, su acompañante le pronunció mi frase al oído. Ah, exclamó Sabato risueño, ¡yo le había entendido no sé qué de un horno! En ese instante recordé que, en lunfardo, horno significa infierno. Ningún gran escritor pasa a la Historia a través del horno ni del honor. Las contradicciones, los claroscuros, las rectificaciones, los retratan con lealtad. Un ser humano es eso. Lo otro es su estatua.

Leer texto completo...
(del artículo publicado en El País el 3 de mayo de 2011)

3 de mayo de 2011

Réquiem por un pretexto

Osama Bin Laden ha dejado de existir. La política exterior estadounidense se queda huérfana.

1 de mayo de 2011

Sacre coeur

Cuida de ese cronómetro: te dicta el corazón cuánto te falta.

29 de abril de 2011

La universidad desconocida

Leo con horror y fascinación el caso del profesor de Princeton que se suicidó tras haber sido despedido. El profesor Calvo ni siquiera acudió al tribunal universitario para defenderse de los confidenciales cargos que se le imputaban. Sencillamente, se quitó la vida al día siguiente de ausentarse. Su trágico final me recuerda el comienzo de la obra maestra de Coetzee, Desgracia (título que, en correspondencia con el contenido simbólico de la novela, quizá debiera haberse traducido como La pérdida de la gracia, o sea Dis-grace). El punto de partida de la historia se parece bastante: un profesor es denunciado por un estudiante y juzgado por un comité interno, ante el cual el acusado sabe o sospecha que será declarado culpable. Lamentablemente, el destino del profesor Calvo ha sido el opuesto al del profesor Lurie, protagonista de aquel extraordinario libro. No sé si aprovechar la ocasión para recomendar las novelas de Coetzee o para desaconsejar las carreras académicas. Both, perhaps.

27 de abril de 2011

Buenas noches, abuelo Rojas

Última hora: en contra de todas las noticias, el poeta chileno Gonzalo Rojas no ha muerto. Tan sólo ha puesto un pie frío y con callos en la «Eternidad/ que no se ve: especialmente eso, muchachos,/ que no se ve». Qué le vamos a hacer. Son las cosas de «haber nacido heraclíteo con manchas de parmenídeo». Que tenga usted buenas noches siempre, abuelo saltarín.

25 de abril de 2011

Canción del sauce




Antiguamente los sauces eran señal de luto amoroso. En Otelo, Shakespeare convirtió al doliente en mujer. Pero en la balada original es un hombre el que canta, es un hombre el que llora:

WILLOW SONG

El pobre desdichado
se sentó lamentándose
a la sombra de un árbol.
Cántame, sauce, sauce.

En el pecho una mano
y la otra en la cara.
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda.
Canten al verde sauce.
Ay de mí, el verde sauce
debe ser mi guirnalda.

Suspiraba y lanzaba
en mitad de su canto
un gemido tan grande.
Cántame, sauce, sauce.

Ningún placer me salva,
mi único amor se ha ido.
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda …

Vengan, abandonados,
vengan todos conmigo
para poder llorarlo.
Cántame, sauce, sauce.

Quien de falso amor hable:
¡más falso ha sido el mío!
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda …

Tomen esta canción,
antes de que me vaya,
como un último adiós.
Cántame, sauce, sauce.

Escriban en mi lápida
que fue cierto mi amor.
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda …

(Letra: tradicional adaptada por Shakespeare. Música: Anónimo. Voz: Alfred Deller. Traducción de Andrés Neuman.)

20 de abril de 2011

La montaña ucraniana

Veo en la BBC un reportaje sobre el aspecto actual de la ciudad de Chernóbil. No es que ahí no quede nada. Lo escalofriante es que, en realidad, ahí sigue todo. Sus edificios huecos. Sus tiendas clausuradas. Sus calles invadidas por la vegetación. Lo que más me sobrecoge es la visita al parque de atracciones de Chernóbil: su infancia en ruinas daña a quien la contempla. Los vagones roídos por el óxido. Los coches de choque volcados, mohosos. La gran noria quieta, en erosión. Doblemente tóxico, este parque de atracciones se ha transformado en un monumento a la petrificación de la alegría, a la interrupción de la vida, a la fiesta nuclear. Su visión no es la muerte, sino algo más siniestro y traicionero: su multiplicación artificial. La memoria humana sube y baja en una montaña ucraniana. Si la amnesia quiere un retrato, que una cámara vaya a Chernóbil.

18 de abril de 2011

Estéril necesaria

De paso por el querido Perú, todo el mundo habla y me habla de las próximas elecciones presidenciales, que concluirán con Ollanta Humala o Keiko Fujimori en el poder. Casi sin excepción, cada peruano con quien converso se lo plantea como una disyuntiva entre una opción muy mala y una opción terrible. Lo único que varía es el orden de los factores: unos temen más el regreso de la corrupción fujimorista, otros la implantación de un populismo militarizado. Desde luego, ambos candidatos pueden presumir de un pasado lamentable. Humala participó en un intento de golpe de Estado junto con su hermano, Fujimori es la hija de un ex presidente condenado por crímenes contra la humanidad. Más allá de discutir cuál de los dos candidatos sería menos dañino para el país, cabría preguntarse hasta cuándo la democracia latinoamericana seguirá dependiendo de líderes militares y oligarquías familiares. Mientras tanto, al otro lado del charco, el juez Garzón es juzgado antes que los propios crímenes y sobornos que investigaba. La palabra democracia nunca ha sido tan estéril, tan necesaria.

15 de abril de 2011

Persiana, parpadeo

Noto que, en muchos hoteles del mundo, se está imponiendo la costumbre de prescindir de las persianas. La luz invade al huésped contra su voluntad. Somos una sociedad incapaz de cerrar los ojos. No es de extrañar que cada vez veamos menos.

13 de abril de 2011

Consúmete, destino

En la estación de trenes, me detengo frente a la taquilla y me quedo mirando todas las ciudades a las que no voy, todos esos horarios que podrían ser los míos. Experimento cierta ansiedad de hipermercado, una avaricia móvil. Hemos logrado que el destino se parezca al consumo.

11 de abril de 2011

La cena de los pájaros

Paso la tarde en Córdoba escuchando a poetas, como quien tiene puesta la radio del silencio. Cada voz suena en una frecuencia distinta, cada poema sintoniza con una cuerda de lo real. Escucho al joven autor cubano Karel Bofill demostrar que el simbolismo es una forma exquisita de política: «alguien rompía almendras con el busto de Martí/ sin saber que la almendra es también/ una Isla». Escucho al gran Lêdo Ivo, que parece una esfinge coloquial: «Una puerta cerrada no es suficiente para que un hombre esconda su amor». Escucho a Fabián Casas, que ha reinventado la oralidad trascendente: «Si no pensás en nada,/ si no pensás, vas a oír el lápiz de Salinger/ girando en el sacapuntas». Escucho a Charles Simic, maestro de maestros, despedirse del tiempo que se va volando: «Los pájaros nocturnos son como niños/ que no quieren ir a cenar».

9 de abril de 2011

Vendo metáfora

En Cosmopoética se regala Se vende. Así se titula el divertido diario coordinado por Juan Crego y Patxi Serrano, íntegramente compuesto por anuncios clasificados en forma de poemas visuales. Uno de ellos anuncia unas rebajas irresistibles: «Todo lo que se lee, se mira, se oye, se huele, y se toca y se degusta y se presiente y todo es poesía. Aprovecha la oferta». Si así no agotan existencias, es que al público sólo le emociona El Corte Inglés. Otro de los clasificados pregona: «Se vende razón». Tal como están los tiempos, quizás harían más negocio alquilando locura.

7 de abril de 2011

El extraño sonido

Asisto a la inauguración del festival Cosmopoética, admirable resumen de lo lejos que ha llegado la poesía en Córdoba. Alessandro Baricco, que ha sido de todo menos poeta, comienza su charla con una paradoja verosímil: «Lo que sé sobre la poesía lo aprendí de cosas que no eran poesía». A su lado, el intérprete traduce palabra por palabra. Hasta que de pronto el autor emite una extraña onomatopeya. Una especie de tzas, o pchas, o incluso dlas. El intérprete duda un instante. Y a continuación, con cierta dificultad, imita ese sonido. Poesía también es eso: lo que cuesta nombrar. Que nos cueste nombrarlo es lo poético. Ese difícil decir algo que parecía evidente.

5 de abril de 2011

Pequeña profecía editorial

Pero lo más notable es que esta novela, que tuvo reseñas en Le Monde y The Times Literary Supplement, viene acompañando a un imprescindible paquete de café Il Grandissimo Gondoliere, trepidante mezcla de los aires del Adriático y la fogosidad de la Amazonia. Triturado con perfecta sintaxis, envasado analíticamente para que el aroma conserve la integridad de su metáfora, siempre capaz de generar controvertidas espumas durante el desarrollo, su novedoso enfoque no ha dejado de sembrar la controversia entre el público entendido. Por eso, si desea que los suyos estén al día de los últimos debates culturales, ya sabe cuál es el mejor regalo para las próximas fiestas.

3 de abril de 2011

ZPero

Zapatero se va, pero ya se había ido. Zapatero renuncia a la reelección, pero el electorado había renunciado a él. Zapatero lo anuncia ahora para no hundir a su partido en las próximas elecciones, pero las elecciones serán su próximo hundimiento. Zapatero tuvo una primera legislatura llena de valentías sociales, pero su segunda legislatura ha estado llena de cobardías financieras. Zapatero supo reformular la izquierda gobernable, pero su mano izquierda se volvió ingobernable. Zapatero ha aceptado hacer el trabajo sucio, pero ha dejado sin trabajo al socialismo. Zapatero se va como muchos queríamos, pero nos deja al PP que muchos no queremos.

1 de abril de 2011

Buen viaje

«Que lleve usted buen viaje», me susurró el taxista barcelonés retirando sus brazos del maletero donde seguía intacto, apagado, calladito, mi Macbook, «Que lleve usted buen viaje», dijo entregándome velozmente el equipaje, mientras yo bostezaba con cara de mal sueño, «Que lleve usted buen viaje», me deseó como Machado en la irónica copla a Don Guido, «Que lleve usted buen viaje», pronunció frente a la entrada del aeropuerto que me llevaría lejos de la ciudad, del coche, de la suerte, «Que lleve usted buen viaje», fue su despedida, y yo traté de agradecerle pero un nuevo bostezo devoró la mañana, «Que lleve usted buen viaje», sentenció, profético, el conductor, y el maletero y mi boca se cerraron al mismo tiempo.

30 de marzo de 2011

La representatividad

Bruselas es una ciudad poblada de diplomáticos y sin embargo, o por eso mismo, la gente conduce caóticamente, sin respetar jamás las normas colectivas. En Bruselas conviven representantes de distintas instituciones y nacionalidades, mientras en sus barrios se percibe la grave división entre flamencos y francófonos. En Bruselas se ha debatido la aplicación de las leyes que prohíben fumar en los recintos públicos, y en muchos de sus bares sigue imperando el humo. Bruselas es la capital simbólica de Europa y sus plazas están llenas de botellas vacías, desperdicios, restos arqueológicos del futuro.

28 de marzo de 2011

El buzo

Suele asociarse la escritura a la respiración, lo cual supone una metáfora tan sugerente como equívoca. Sin duda, ambos actos proceden de la necesidad de supervivencia. En eso se parecen. Pero respirar es un movimiento natural, irreflexivo, involuntario. Y escribir es un artificio con voluntad de reflexión. En eso se oponen del todo. Lo genuinamente respiratorio del lenguaje tiene que ver quizá con la sintaxis y sus ritmos, que cumplen funciones pulmonares en la frase, en nuestro hablar escrito. Precisando un poco más la relación, podría decirse que la costumbre de la escritura se comporta como el buceo. Sumergiendo la cabeza en lo más hondo para, de vez en cuando, emerger con la boca bien abierta.

26 de marzo de 2011

Napoleón 2.0

Más que el pasado, el siglo 19 fue el comienzo del presente. En aquel tiempo se produjo una revolución tecnológica de tanto impacto para la vida cotidiana como la actual. Nació la prensa masiva, la información de consumo diario, el sensacionalismo. Las fronteras cambiaron continuamente, como en un mapa mutante. El feminismo, hijo y víctima de la Ilustración, empezó a formar parte del pensamiento público, en espera de una habitación propia. Hubo revueltas, contrarrevueltas y ejércitos transnacionales. Napoleón prometió al mundo una revolución progresista, logró el apoyo de los intelectuales de los países que invadía, y terminó ejerciendo de emperador autoritario. Su traición desconcertó a la izquierda occidental, propiciando un giro neoconservador que duró casi medio siglo. No tan distinto ha sido nuestro destino posutópico. Hoy creemos que el 19 fue un siglo lento, y sin embargo fue la primera vez que la humanidad se movió más rápido que la naturaleza, alterando para siempre su noción de tiempo-espacio. Vista así, nuestra era digital sería una especie de hiperferrocarril o motor de vapor 2.0. Igual que los clásicos, el pasado está en perpetuo movimiento: depende de quién, cuándo y cómo lo relea.

24 de marzo de 2011

Personaje lector

Siempre he tenido la convicción de que, en narrativa, el desprecio hacia el personaje está estrechamente ligado a la degradación del humanismo. Igual que un juego delata la realidad del niño, el tipo de relación que establecemos con los seres imaginarios es, en mi opinión, un revelador indicio de cómo nuestra sociedad concibe al prójimo. Me interesan todo género de personajes, incluidos los más absurdos o inverosímiles. Pero me cuesta comprometerme con una narración que, en definitiva, no profundice en la intimidad de alguien. Hace tiempo escribí un breve artículo al respecto. Por eso me ha interesado una entrevista a Juan Gabriel Vásquez, flamante Premio Alfaguara y unos de los mejores narradores latinoamericanos de mi generación. Allí el autor declara: «Creo que el destino individual de alguien que no existe puede decirnos mucho sobre nosotros». Ese ser invisible y decisivo se parece, quizá, mucho al lector.

22 de marzo de 2011

Encontrar la idea

En el Salon du Livre de París, participo en una charla con Martín Kohan, Oliverio Coelho y Hernán Ronsino. Como en aquel poema de Parra, terminamos cayendo en la política, «que como un abismo atrae a los objetos que lo rodean». En especial si esos objetos son sujetos argentinos. Se habla sobre la suspensión de Sartre como modelo generacional. Sobre la duda como valor ideológico. Sobre la reelaboración de la figura del héore. Sobre la artesanía lingüística como forma de compromiso. Sobre la responsabilidad de la ciudadanía en general y no sólo de una élite engagé. El moderador pregunta por el mensaje político del texto, y entonces se esbozan dos actitudes antagónicas: la literatura del mensaje y la literatura del lenguaje. Además de existir variados matices entre ambas, quizá la primera podría dividirse a su vez en dos posturas históricas: el mensaje que preexiste al texto, y el mensaje que el texto fabrica. Escribir para confirmar cierta idea política. O bien para encontrarla.

20 de marzo de 2011

Neoliberalisbol

Los temas no existen: los crean sus enfoques. Como la poesía viene demostrando desde su primer balbuceo, cualquier objeto es significativo para la comprensión del mundo. Si además ese objeto tiene repercusiones tan desmesuradas como el fútbol, no es extraño que muchos veamos en la pelota una calavera de Hamlet. Hay quien no sólo la contempla de esa forma, sino que también la ha tocado en las mejores canchas. Santiago Solari es el ex futbolista más inteligente, y con mejor vocabulario, que he visto en mucho tiempo. En su interesante blog, Solari denuncia una falacia táctica demasiado frecuente: «Cuando debatimos sobre el equilibrio, parecería que una imposición conceptual se hubiera colado en el lenguaje. Nunca son desequilibrados, en los análisis, los equipos que carecen de creación. La creación es más compleja que la destrucción, y no hay posibilidad de llegar a resultados satisfactorios sin asumir ciertos riesgos». Esa manera interesada y conservadora de entender el juego me parece trasladable al ámbito político. Por ejemplo, a los presupuestos públicos. Un presupuesto supuestamente equilibrado es aquel que invierte poco en lo creativo: cultura, educación, investigación. Quizá por eso, aunque algunos insistan en lo contrario, su balance jamás será satisfactorio.

18 de marzo de 2011

Rent a book

Los debates sobre dispositivos de lectura me aburren mortalmente porque, además de interesados, barajan posibilidades demasiado efímeras (¿verdad, abuelo Gutenberg?). La revolución digital sí me entusiasma, como fenómeno de largo recorrido. Una cosa es una gama de productos, sus intrascendentes actualizaciones. Y otra cosa bien distinta es el modelo de contenido, su planteamiento sobre qué es la recepción. Repaso la inteligentísima entrevista a Riccardo Cavallero, directivo de Mondadori. Cuando un sistema de rendimiento económico se repiensa, también se modifica nuestra idea de arte (¿verdad, tío Marx?). «Los editores», vaticina Cavallero, «manejaremos un contenido que tendremos que alquilar. Ya no seremos propietarios». Eso afecta «a la forma por la que opta otro tipo de lector, que no quiere comprar ese libro sino alquilarlo». No puedo evitar acordarme de Antonio Soler. Quien, hace ya una década, la primera vez que un libro mío fue descatalogado y convertido en pulpa, al verme tan horrorizado como si me hubieran asesinado a un pariente, me consoló afirmando: «Nosotros no vendemos nuestros libros. Los alquilamos. Por eso en realidad nadie puede destruirlos». Hay quien acierta hasta cuando exagera (¿verdad, hermano Soler?).

16 de marzo de 2011