La puerta de nuestra casa ha sufrido varias perforaciones. Las cerraduras cuelgan como lenguas. Todas las mesas están volcadas. Los cajones asoman vacíos. Los papeles se alborotan en el suelo. El botiquín se desparrama por el baño. Ya no quedan aparatos a la vista. Falta la ropa. La vajilla ha desaparecido. En sus estantes de siempre, nuestros libros permanecen intactos.