29 de julio de 2011

La importancia de llamarse Franz

Para bien o para mal, los verdaderos escritores parecen infectados por su propia narrativa. De modo que se vuelven incapaces de referirse a su vida sin recurrir a su estética. En las Cartas a Milena, que Kafka dirigió a la traductora y periodista que sería su última confidente, abundan los fragmentos afines a los microrrelatos de Contemplación. Un par de años antes de morir de tuberculosis, el autor le resume a su corresponsal: «Por la mañana llegó la criada, una muchacha buena pero extremadamente realista. Vio la sangre y me dijo: Ay, doctor, usted no tiene para mucho. Yo me sentía mejor que nunca, fui a la oficina y sólo por la tarde visité al médico. El resto de la historia carece de importancia». Esa última frase lleva toda una vida de escritura.

27 de julio de 2011

Disco duro

Hoy, en el instante del despertar, he creído reconocer entre los pliegues de mi mente unos recuerdos perdidos, ideas que estaba a punto de tener, surcos de errores que iba a repetir, imágenes almacenadas, su ordenación, sus nombres. ¿Y si toda la informática fuese un lento autorretrato destinado finalmente a obtener, intacto, impecable, un cerebro humano?

25 de julio de 2011

La educación democrática

En la mesa de al lado escucho a una señora de cierta edad, muy bien vestida con una blusa roja, explicarle a su hija: «Yo antes odiaba a la derecha. Ahora la voto». Su hija rubia asiente.

23 de julio de 2011

La vejez es lo mítico

Más que una novedad para la música, Amy Winehouse siempre me pareció un epígono brillante. Una excelente ventrílocua de voces del pasado. Que cantaba muy bien, nadie puede negarlo. Que nos deje un estilo, eso ya es más dudoso. Su muerte antes de los 30 provocará algo tan sórdido y previsible como su autodestrucción: la exageración póstuma de su talento. Los mismos que hace un mes se reían de su bochorno musical en Belgrado, hoy lamentarán la pérdida de una artista inigualable, ble, bla, bluf. Según un manoseado adagio argentino, desde su accidente, Gardel canta cada día mejor. A Winehouse, por desgracia, la muerte le ha evitado cantar cada día peor. Detesto la necrofilia de las hazañas potenciales, de las presuntas obras maestras que los difuntos habrían compuesto. Genios tempranamente malogrados fueron Billie Holiday, Elvis Presley, John Lennon. Como algunos del siniestro Club 27: Jones, Hendrix, Morrison, incluso Cobain. Si nos ponemos a decir que Winehouse fue el prodigio truncado de su generación, estaremos faltándole el respeto a su vida y a la música. Mientras tanto, de paseo por San Sebastián, el abuelo BB King se hace más mito envejeciendo.

22 de julio de 2011

Entrevista a un asiento vacío



¿Qué estará declarando el asiento de Camps frente al micrófono? ¿Qué turbio secretos estará revelándoles a los periodistas? Probablemente es mucho más claro que su antiguo ocupante. Este asiento vacío no es un mueble: es la exacta descendencia de una estirpe. Una estirpe votada hace apenas dos meses.

19 de julio de 2011

Machitos ilustrados, 2

Por razones históricas, los escritores hombres heredamos una laguna doble. Por un lado, nos cuesta construir personajes femeninos que superen los estereotipos culturales. Y por otro, inevitablemente, hemos leído a menos autoras. Nuestra visión del mundo queda así reducida a la confirmación de nuestro propio género. El conflicto de las escritoras, discriminaciones aparte, es de otra índole: desarrollan su identidad como mujeres mientras se educan en diversas perspectivas masculinas. Esta contradicción suele propiciar, a la fuerza, una mayor complejidad ideológica y psicológica. Lo cual no equivale en absoluto a una supuesta superioridad de la inteligencia femenina, tópico paternalista que suscribirían pocas mujeres inteligentes. Resulta injusto identificar la corrección política, que es acrítica por definición, con los difíciles avances que el feminismo ha logrado. La incorrección política funciona como resistencia frente a un pensamiento hegemónico. Pero la hegemonía en la cultura sigue siendo, en gran medida, patriarcal. Ciertos intelectuales encuentran cualquier discusión política más digna de interés que el feminismo. Quizá no adviertan que se trata de un pensamiento político de primer orden. Y que, a diferencia de otros, propone revoluciones que todavía no se han intentado. El tiempo envejecerá a esos machitos ilustrados como a los virreyes, los hidalgos o los arzobispos.


(Resumen del artículo en la revista Ñ, 11-06-2011. Leer texto completo...)

16 de julio de 2011

Machitos ilustrados, 1

Muchos escritores que se declaran interesados en las relaciones entre escritura y política tienen algo en común: jamás indagan en el pensamiento de género. Suscriben toda clase de reflexiones poscoloniales, revisiones históricas, desmontajes del mercado editorial, análisis sociológicos de la tecnología. Pero suelen callar, o salir corriendo, o reaccionar con furia, ante cualquier planteamiento feminista. Su discurso omite los vínculos entre ficción y patriarcado, entre los roles de género y los puntos de vista narrativos. El llamado pensamiento de género, parece mentira tener que recordarlo, concierne a mujeres y hombres. Afecta al modo en que conformamos nuestra autoimagen y proyectamos nuestra identidad, cuya faceta de género es tan sometible a crítica como las opiniones políticas o las inclinaciones estéticas. El feminismo nada tiene que ver con una presunta concesión que se les hace a las mujeres. En su aplicación siglo 21, es también una forma de autoconocimiento masculino. De liberación íntima. Y, sobre todo, de profundización en la escritura. La postura del machito ilustrado en la literatura nos va a dejar a todos en calzoncillos, si seguimos fingiendo que esto es un tema de mujeres.


(Resumen del artículo en la revista Ñ, 13-05-2011. Leer texto completo...)

14 de julio de 2011

Breve historia del abuso

Durante la Segunda Guerra Mundial, la equipación del ejército norteamericano incluía preservativos de tamaño considerable que, para intimidar psicológicamente al enemigo, eran etiquetados como pequeños. Hoy, en plena Tercera Guerra Mundial Financiera, las tropas de las entidades bancarias ejecutan fielmente la estrategia contraria.

12 de julio de 2011

Ellroy Confidential

En los festivales literarios es posible observar toda clase de especímenes. Proliferan el autor misántropo, el autor estrella, el autor adicto, el autor coctelero, el autor fóbico. De visita en la localidad brasileña de Paraty, durante el FLIP, he tenido la interesante ocasión de censar a James Ellroy, el autor de L.A. Confidential. Un amigo periodista me cuenta que, justo antes de entrevistarlo, un tambaleante Ellroy le advirtió educadamente: «Debo informarle que estoy bebido». Al finalizar la entrevista, mi amigo le pidió una dedicatoria. El autor escribió: «Tenga miedo de este libro».

10 de julio de 2011

Banderas puras

Dos noticias futboleras me hacen pensar en la patria, entelequia capaz de rebotar mucho más que una pelota. Tras el triste descenso de categoría, un grupo de hinchas de River plantea modificar la legendaria camiseta del club, para que sus colores no flameen allí donde el equipo ha caído. Mientras tanto el mejor futbolista del mundo, que ha vivido media vida en su Argentina natal y media vida en su España adoptiva, recibe el enésimo ataque nacionalista. Como la selección no le gana a Bolivia, para algunos el problema es que Messi no vocifera el himno patrio como debería. Sospechoso a priori, a Messi los esencialistas sólo le dejan dos opciones: sobreactuar su identidad o ser un traidor. En ambos casos, la idea de fondo consiste en negar la realidad, que muy a menudo incluye la hibridación, la mancha, las idas y vueltas. Tarde o temprano, una bandera pura es un gol en contra.

8 de julio de 2011

La máquina de transgredir

Tal como la entiendo, la transgresión no sería un objetivo a priori. Sino una consecuencia necesaria del trabajo. Lo primero obedece a una especie de adolescencia estética. Lo segundo, entre tropiezos y dudas, puede conducir al arte. «Poesía», definió el poeta brasileño Oswald de Andrade en unos versos muy en sintonía con el movimiento creacionista en español, «es el descubrimiento de las cosas que nunca he visto». Ironizando sobre el hartazgo de la belleza tradicional, el autor declaró en su Manifiesto Pau-Brasil que, si jamás se había inventado una máquina de hacer versos, es porque ya existían los poetas parnasianos. Lo que los vanguardistas del siglo veinte no imaginaron es que, cien años más tarde, también se oxidaría la máquina de transgredir: la boutade. No me interesa tanto el urinario de Duchamp, la estridencia de lo banal fuera de contexto, como la maltrecha poesía que el lenguaje sería capaz de extraer reescribiendo ese urinario. Lo sórdido pidiendo auxilio a la belleza. Toda epifanía a tiempo me parece transgresora.

6 de julio de 2011

Vergüenza

Se abre la puerta del coche y, al meter la cabeza, me topo con Coetzee. Mi sobresalto es doble. Se trata de uno de los escritores que más admiro en el mundo. Pero además, lo confieso, no había leído el programa del festival e ignoraba que él estuviera invitado. Tomo asiento, nervioso. Coetzee estira un brazo y esboza lo que, considerando su legendaria sequedad, podría calificarse de media sonrisa. «I’m John», murmura, como si hiciese falta la aclaración. Comenzamos el trayecto en silencio. Más tarde intercambiamos unas cuantas frases aisladas sobre los aviones y los idiomas. Coetzee lleva un ejemplar italiano de Disgrace. Me extraña que la traducción se titule Vergogna. Aunque el título original incluya ese sentido (la vergüenza, la deshonra), así se pierde el matiz trascendente relacionado con la gracia. Reúno el valor suficiente para preguntarle algo que siempre he tenido curiosidad por saber de esa novela: si, a través de los diálogos, un lector nativo en inglés puede deducir que la joven alumna, como se muestra en la película, es negra. Esta cuestión, interpreto, parece crucial para todo lo que sucederá después en la novela. «That’s quite a philosophical question», me contesta Coetzee. No dice nada más en todo el viaje hasta que bajamos del coche.

4 de julio de 2011

Benvenuti

En la habitación de nuestro hotel hay dos televisores, uno de ellos en el baño, y no hay mesa de trabajo. Estamos en Milán.

2 de julio de 2011

Halfon habla

Mañana nunca lo hablamos, de Eduardo Halfon, ofrece una autobiografía en cuentos. Una infancia revisitada bajo una emoción de segundo grado, la que produce darle forma y sentido a todo aquello que no lo tuvo, o lo tuvo a nuestras espaldas. El hermoso primer relato, entre Hemingway y García Márquez (donde, según la ocasión, dispara o enternece Halfon), nos da la pauta del dolor y el amor que esperan en el resto. «Era un jueves. Era el verano del 81. Eran días de disparos». Así se resume el exilio en el último relato, especie de encuentro entre César Vallejo, Kafka y la guerrilla. Los primeros libros del autor, Esto no es una pipa, Saturno o El ángel literario, estaban obsesivamente recorridos por una pregunta: ¿Para qué narrar? Para no suicidarse, parecían responder. Este último libro sugiere otra pregunta con padre de fondo: ¿Para qué recordar? Quizá para tener infancia. Porque mañana nunca hablamos de lo que debíamos, hasta que la escritura por fin habla.