Hoy, en el instante del despertar, he creído reconocer entre los pliegues de mi mente unos recuerdos perdidos, ideas que estaba a punto de tener, surcos de errores que iba a repetir, imágenes almacenadas, su ordenación, sus nombres. ¿Y si toda la informática fuese un lento autorretrato destinado finalmente a obtener, intacto, impecable, un cerebro humano?