La tierra que se mueve porque vive.
La vida que se agita porque es cruel.
El suelo que no sabe quién lo habita.
La gente con sus casas de papel.
La construcción de casas que no valen
el sudor del peón o el parado remoto.
Las familias de golpe comprobando
que una burbuja es otro terremoto.
El otro día en Lorca fue 11-M.
El dolor es más alto que el azar.
Los números se mueven como un suelo
por el que no podemos caminar.
Nadie sabe los grados de la muerte.
Pero en la escala Richter fue 5,1.
Por ley ciertas viviendas debieron resistir.
La ley caía lenta. No la alzaba ninguno.
La mala suerte es una caja negra
y adentro a veces hay un cheque en blanco.
El suelo es una patria removida
por pulpos urbanísticos, por constructores mancos.
(Leído en la feria del libro de Madrid durante un recital a beneficio de los damnificados por el terremoto, como parte de la iniciativa El libro con Lorca. Dedicado al poeta Juan Ramón Barat y a toda la gente de Lorca.)