Ya está Europa planeando la salvación de sus centrales nalgas. Habrá, como hubo siempre, dos Europas, como hubo y habrá sur y norte, materia prima e industria, trabajadores e inversores, ahorros y paraísos fiscales. Al otro lado del agua, en Chile, país de sures y nortes internos, leo el curioso Sermón de la montaña que escribió Raúl Zurita hace ya cuarenta años, o quizás esta mañana: «Yo no creo en la resurrección de la carne porque los únicos que resucitan siempre son la plusvalía y el comercio». Amén, mamá Merkel.