La edición original de El mercader de Venecia, publicada en 1600 por el librero y editor londinense Thomas Heyes, se anuncia en su portada del siguiente modo: «La más excelente historia del mercader de Venecia, con la extrema crueldad de Shylock el judío hacia el susodicho mercader, cortándole una libra exacta de su carne, y con la conquista de Porcia mediante la elección de los tres cofres». Leída sin prejuicios, o con prejuicios nuevos, semejante sinopsis suena menos a alta cultura que al tráiler de una superproducción o al anuncio de un best seller histórico. Cuatro siglos más tarde, tendemos a explicar su creación como la más refinada muestra de teatro clásico. La élite es el otro mercader.