La presidenta argentina tiene mala prensa en España. Quizá porque los medios españoles no conocen demasiado bien las restantes opciones. O porque harían mejores negocios con ellos. Cristina Fernández era, en mi opinión, la mejor candidata posible. Yo la hubiera votado. Pero no sería jamás un oficialista furibundo. El riesgo que ahora afronta el país pareciera el siguiente: si no resulta posible discrepar con el Gobierno desde la propia izquierda, si apenas existe espacio para la discusión interna, entonces se larvará una alternativa desde la extrema derecha. Una oposición reaccionaria que, cuando le toque el turno, Macri mediante, devolverá al país a la peor deriva menemista. Si la izquierda nacional se asume esencialmente kirchnerista, corre el riesgo de autodestruirse en las próximas elecciones. Bastará con que su líder falte. Mientras tanto, felicitaciones a la presidenta, que ojalá hubiera debatido con otros durante la campaña.