Última hora: en contra de todas las noticias, el poeta chileno Gonzalo Rojas no ha muerto. Tan sólo ha puesto un pie frío y con callos en la «Eternidad/ que no se ve: especialmente eso, muchachos,/ que no se ve». Qué le vamos a hacer. Son las cosas de «haber nacido heraclíteo con manchas de parmenídeo». Que tenga usted buenas noches siempre, abuelo saltarín.