Los indignados de Sol levantan campamento. Su idea no es rendirse: es desplazarse, desplegarse. Concebir la acampada como un punto de partida. De paso por Madrid, me acerco un rato a la plaza. Es domingo por la noche y todavía quedan bastante jóvenes limpiando, plegando, empacando. Los observo desmontar sus puestos con la misma serenidad, el mismo respeto y la misma coordinación con que los instalaron hace un mes. Ya es más de lo que demuestran sus mayores en sus despachos.