«¿Por qué escribe?» Todo escritor padece a menudo esta asombrosa pregunta. Que parece contener una implícita acusación: «¿No debería usted estar haciendo otra cosa?» Un electricista, un vendedor o un fisioterapeuta, que sin duda desempeñan oficios más respetables, rara vez necesitarán contestar por qué hacen lo que hacen. Por fortuna, acabo de encontrarme con un soneto de Óscar Hahn (poeta capaz de hacer que las formas clásicas parezcan raras) titulado ‘¿Por qué escribe usted?’. Valga como respuesta verosímil:
Porque el fantasma porque ayer porque hoy:
porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin:
porque la bomba porque el medio porque al jardín
Porque Góngora porque la tierra porque el sol:
porque San Juan porque la luna porque Rimbaud
Porque el claro porque la sangre porque el papel:
porque la carne porque la tinta porque la piel
Porque la noche porque me odio porque la luz:
porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed
porque el amor porque el grito porque no sé
Porque la muerte porque apenas porque más
porque algún día porque todos porque quizás