A la entrada del hotel, un letrero anuncia: «Ya estás en Málaga. Ya eres de Málaga». Me gusta esta bienvenida que sugiere que los extranjeros no existen. Pero lo que me fascina son sus traducciones para los viajeros de otras lenguas. La frase original parece simple, y ninguna de sus cuatro traducciones dice lo mismo. «You are now in Málaga. You are now part of Málaga». Aunque la estructura sea idéntica, el matiz adverbial de now enfatiza la provisionalidad del visitante: estás aquí, en este momento. El texto en español, en cambio, adopta permanentemente al huésped. Le otorga un pasaporte imaginario. «Tu es maintenant à Málaga. Tu es désormais de Málaga». Esta versión combina ambas temporalidades: estás de paso, pero de ahora en adelante quedarás impregnado. «Willkommen in Málaga! Fühlen Sie sich hier zu Hause». Este recibimiento es puro Biedermeier: siéntase en casa. Bien, ¿y a quién le pertenece la casa? «Finalmente sei a Málaga, sei uno di Málaga». La conclusión es fiel: si estás aquí, eres uno más de aquí. Sin embargo el comienzo de la frase, finalmente, insinúa que hemos tardado un poco. Que podríamos haber llegado antes. La puntualidad no es una expectativa italiana. La traducción: ese reloj demente que abarca todas las zona horarias.