Me interesa y me irrita Sofia Coppola. Las vírgenes suicidas fue un buen debut, aun trivializando la novela de Eugenides. De Lost in translation me fascinaron el personaje de Murray, el final carveriano y la carita de Johansson. Encontré original el experimento de María Antonieta: una película pop de época. Coppola es un ejemplo de qué ocurre cuando el talento no tiene demasiado que contar. Alcanza un tono personal y se le escapan las personas. En Somewhere vuelve a enfocar el spleen desde una elipsis. Antes fueron dos turistas en Tokio sin Tokio, y María Antonieta sin Revolución Francesa. Aquí retrata a una estrella de cine sin el cine. Pero ese recorte intimista se traiciona por falta de introspección. Un crítico neoyorquino opinó que la película debería llamarse Nowhere, que es adonde va. Empieza bien, mostrando estilo. Y termina delatando carencias. Lo que podía haber sido un fantástico final (el protagonista flotando en un colchón inflable hasta salir del cuadro y de su vida) se transforma en un anuncio de blue jeans. Una sátira de clase que se ahoga en su clase. Un retrato del vacío que cae al vacío. Como quien tira su iphone por la ventana.