Rajoy se engolosina, se entusiasma, se autocorona: «España tiene sed de urnas». Viendo su discurso, de pronto me acuerdo de Touch of Evil, la película de Orson Welles que se tradujo como Sed de mal. Curiosamente, la sinopsis oficial de la película concluye diciendo: «Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro». Rajoy argumentará que Zapatero (o Rubalcaba) han estado al timón en tiempos de naufragio. Los otros dos replicarán que él fue el beduino mayor del tristísimo desierto aznarista. Los españoles tienen sed de urnas, amenaza Rajoy. Y ya se sabe que, cuando uno se muere de sed, se conforma con cualquier brebaje.