Pierre Reverdy fue primero cubista, más tarde surrealista y finalmente místico. En cierta forma, esa progresión suena lógica: del más allá de la geometría a la alucinación; y de la alucinación a la geometría del más allá. Caminando por el sur de París, cuyos muros exponen magníficos grafitis, vuelvo a encontrarme a la inquieta Miss-Tic. Esta vez la cita es una nota del Libro de a bordo, de Reverdy: «La ética es la estética interior». Todo gran aforismo nos deja con nuestro interior a la intemperie.