© Daniel Mordzinski. Cartagena de Indias, Colombia, 2011.
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Lo real nos da la espalda porque sabe que ahí, en su reverso, hay algo urgente que interpretar. La frente de las cosas está sobrevalorada. Perseguimos primeros planos, ángulos inmediatos. Pero esa parte de lo real siempre está en guardia: sabe perfectamente que la miran. En cambio una pobre espalda, ¿cómo va a protegerse del análisis? Esa vulnerabilidad es un don. Una espalda es frontal. Su soledad tiene algo de obra de arte sin querer. No hay mejor bienvenida al observador que ofrecerle la espalda, antónimo de dársela. Así el observador llega y se va cuando quiere. Abrazarse a uno mismo. Amor a solas. Eso sería leer.