El año que viene me gustaría ser un viajero sedentario. Vivir las aventuras hipotéticas de quien, pudiendo desplazarse, mira por la ventana. Quedarse quieto no es lo mismo que estar inmóvil. En el ensayo Ir de viaje, del humanista andarín William Hazlitt, encuentro un maravilloso deseo: «Me gustaría pasar toda mi vida viajando fuera del país, ¡si en algún lugar pudiera tomar prestada otra vida para pasarla después en casa!». Nuestra casa es un lugar al que llegamos, no en el cual permanecemos.