Dice en alguna parte el poeta Gamoneda: «La belleza no es un lugar al que van a parar los cobardes». La belleza es valiente. Porque lo bello es siempre lo otro: lo feo que salvamos. Son bellas, por ejemplo, las estrías de tu cuerpo que cambia. Son bellos nuestros talones ásperos de tanto caminar. Son bellos esos pelos que crecen donde les da la gana. Son bellas las ronqueras, que todo lo pronuncian como despidiéndose. Son bellas las ciudades sucias, que brindan con basura por su tiempo. Eso somos. Alta, sublime basura. Felices fiestas. Feliz fealdad.