The U.S. vs John Lennon muestra la implicación política de Lennon. Y la labor autoproselitista de Yoko Ono. Jamás he comprado la teoría de que ella provocó la ruptura de los Beatles: más bien pienso que él aprovechó una fecunda relación amorosa para catapultarse fuera de un mito universal que lo estaba asfixiando. Gracias a su influencia, Lennon evolucionó desde una pose de machito rockero a un feminismo creativo que estaba a la vanguardia de su tiempo. Pero Ono sí es responsable de sus propias simplificaciones conceptuales (donde Lennon nombraba conflictos, ella formula eslóganes) y, sobre todo, de los cortes históricos que inflige al legado de su difunto esposo. A cambio de autorizar la difusión de ciertas imágenes, Ono parece imponer silencios vergonzantes. El documental narra la vida de Lennon desde su llegada a Nueva York (1971) hasta la obtención de la residencia permanente, tras años de batallas judiciales (1976). Sin embargo, no hay ninguna alusión al largo período durante el cual convivió con May Pang –entre el 73 y el 75– y volvió a acercarse a sus antiguos compañeros. Para colmo, el final del documental desarticula el propio relato activista que pretendía exponer, derivando en una almibarada fábula familiar. Algún día conoceremos la historia íntegra de esos años. «¿Guardas rencor?», le preguntan a Lennon al salir del juzgado. «El tiempo», bromea él, «hiere todas las curaciones».