Buenas. Tengo 63 años. Acabo de morirme. La mala suerte, los disgustos, el estrés, los genes. Qué le vamos a hacer. Según los cálculos del Estado, me quedaban 6 años para jubilarme. Me preocupa haber muerto así de pronto, pero más me preocupa haber quedado debiendo 6 años de trabajo. Fui un hombre responsable. No quiero ser un muerto negligente. Por suerte, mi hijo todavía es joven. Lo tuve un poco tarde porque a su madre y a mí nos costó conseguir un puesto fijo. Mi hijo tiene 31 añitos y espero que pronto encuentre trabajo. Por lo tanto le quedan 38 años de vida útil. Hagamos cuentas, que es sano: 38 años de vida útil, más los 6 que su padre ha quedado debiéndole al Estado, suman 44 años. Bueno, tampoco está tan mal. De hecho, yo tuve que trabajar un año más. Empecé a los 18 y terminé a los 63: eso suma 45 años de trabajo. Así que ya se ve, mejoramos poco a poco. La aritmética tranquiliza. Estar muerto también.