25 de abril de 2011

Canción del sauce




Antiguamente los sauces eran señal de luto amoroso. En Otelo, Shakespeare convirtió al doliente en mujer. Pero en la balada original es un hombre el que canta, es un hombre el que llora:

WILLOW SONG

El pobre desdichado
se sentó lamentándose
a la sombra de un árbol.
Cántame, sauce, sauce.

En el pecho una mano
y la otra en la cara.
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda.
Canten al verde sauce.
Ay de mí, el verde sauce
debe ser mi guirnalda.

Suspiraba y lanzaba
en mitad de su canto
un gemido tan grande.
Cántame, sauce, sauce.

Ningún placer me salva,
mi único amor se ha ido.
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda …

Vengan, abandonados,
vengan todos conmigo
para poder llorarlo.
Cántame, sauce, sauce.

Quien de falso amor hable:
¡más falso ha sido el mío!
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda …

Tomen esta canción,
antes de que me vaya,
como un último adiós.
Cántame, sauce, sauce.

Escriban en mi lápida
que fue cierto mi amor.
Oh sauce, sauce, sauce.
Sauce, sé mi guirnalda …

(Letra: tradicional adaptada por Shakespeare. Música: Anónimo. Voz: Alfred Deller. Traducción de Andrés Neuman.)