Ayer, durante la entrega del premio (reverencia) Príncipe de Asturias (fin de la reverencia y del dolor lumbar) a la selección española de fútbol, volvimos a escuchar las palabras de siempre: «honor», «sacrificio», «gallardía» y esas cosas. Me llama la atención que este maravilloso equipo, que ha sido renovador en el fondo y en la forma, inspirase conceptos tan casposos como previsibles. Los cuales no contribuyen precisamente a actualizar la imagen de este incomparable deporte que ha cambiado de rol social, pero no de léxico. El fútbol pide a gritos una reinvención lingüística. En vez de tanto honor, sacrificio y gallardía, ¿por qué no, por ejemplo, placer, agilidad e inteligencia? Tiene que haber una diferencia entre la Legión y la Selección. O entre Pemán y Xavi, poeta del milímetro.