La palabra se estira con cada movimiento de quien lee. Doblándote subrayas la longitud del verbo. Cuando elevas el libro, la atención se sostiene igual que un músculo. Me tienta imaginar
el personaje al que te abrazas, en cuáles adjetivos te detienes. Celebro tus rodeos de
asombro o de pregunta. Quién pudiera de ti recibir esos ojos con idéntica hondura. Eres lo que hace
falta. Gramática en acción. Un cuerpo de sintaxis. Esa última línea donde se hacen un nudo temblor e inteligencia.