20 de marzo de 2011

Neoliberalisbol

Los temas no existen: los crean sus enfoques. Como la poesía viene demostrando desde su primer balbuceo, cualquier objeto es significativo para la comprensión del mundo. Si además ese objeto tiene repercusiones tan desmesuradas como el fútbol, no es extraño que muchos veamos en la pelota una calavera de Hamlet. Hay quien no sólo la contempla de esa forma, sino que también la ha tocado en las mejores canchas. Santiago Solari es el ex futbolista más inteligente, y con mejor vocabulario, que he visto en mucho tiempo. En su interesante blog, Solari denuncia una falacia táctica demasiado frecuente: «Cuando debatimos sobre el equilibrio, parecería que una imposición conceptual se hubiera colado en el lenguaje. Nunca son desequilibrados, en los análisis, los equipos que carecen de creación. La creación es más compleja que la destrucción, y no hay posibilidad de llegar a resultados satisfactorios sin asumir ciertos riesgos». Esa manera interesada y conservadora de entender el juego me parece trasladable al ámbito político. Por ejemplo, a los presupuestos públicos. Un presupuesto supuestamente equilibrado es aquel que invierte poco en lo creativo: cultura, educación, investigación. Quizá por eso, aunque algunos insistan en lo contrario, su balance jamás será satisfactorio.