Hace algún tiempo, en la vocacionalmente lluviosa París, deambulando por los bulevares del oeste, me topé con la clínica dental a la que acude Sarkozy. Mais oui. Tal cual. De pronto. Me habían hablado de él: docteur Molloy Stuart. Avenue Saint Honoré d’Eylau. El sacamuelas del sacamuelas europeo. El barrio 16 suele ser así: embajadas, perritos, ortodoncias. Imagino a Sarkozy abriendo mucho la boca, babeando ligeramente, diciendo aahh, escupiendo, secándose las comisuras con el dorso de la mano, poniéndose en pie, centrándose la corbata. Europa tiene caries. Es hora de cerrar la boca, monsieur le Président. En la puerta de la consulta, manso, destellaba un descapotable.