El inefable FMI nos ordena qué hacer para evitar el naufragio después de que su propio ex director, mister Rato, inflara la burbuja inmobiliaria y hundiese un banco. Los especuladores nos toman por primates. En la escala de la evolución del homo bursatil se desarrolla una compleja parentela: las primas de riesgo, los tíos de la banca, los padres de la ruina y los hijos de su madre.