Hablando de recortes, durante la huelga de ayer asistimos a los malabarismos aritméticos de siempre. En Barcelona, por ejemplo, hubo 800.000 manifestantes según los sindicatos. Según la guardia urbana, un cero menos. Eso sí que es un tijeretazo público. ¿Qué pasaría si jugásemos de la misma manera con las cifras de las elecciones? ¿Si al contar las papeletas dijéramos que CIU obtuvo aproximadamente 6 escaños, y no 62, en el Parlament de Catalunya? ¿O que en noviembre el PP sacó unos 18 o 19 diputados en lugar de 186? Manipular las cifras de las manifestaciones causa un daño igual de grave a la representatividad ciudadana. Pero algunos insisten en reducir la democracia a votar y callar. No les daremos el gusto.