Veíamos su boda
intercalando puntos suspensivoscon nuestras miraditas, y tu dedo
tanteando el broche de mi cinturón.
En el jardín, debajo
de un arco sorprendido, me guiñaste
un ojo por encima del borde de ginebra.
Besé mi vaso para responderte.
Aquella misma noche
compartimos esquina
gritándonos promesas, cruzando juramentos.
Las ventanas con luces hicieron de testigos.
Sobre nuestras cabezas nos bendijo un murciélago.
(Poema de Owen Sheers. Del libro El hombre sombra, Editorial
Pre-Textos, Valencia, 2016. Traducido por Andrés Neuman.)
Pre-Textos, Valencia, 2016. Traducido por Andrés Neuman.)