31 de enero de 2014

Enérgicamente (y 3)

La capital panameña estaba antaño dividida en dos zonas: una para los locales, otra para los estadounidenses. Un muro con vallas atravesaba la por entonces llamada Avenida 4 de Julio. Hace aproximadamente un siglo, un grupo de estudiantes cruzó aquel muro para colocar una bandera panameña al otro lado, tal como estipulaba el tratado vigente. La policía disparó y mató a muchos de ellos. Hoy esa avenida se llama de los Mártires: todo patriota tiene cara de asfalto. Cuando hace algún tiempo visité la tienda de regalos en el canal de Panamá, recuerdo que me llamó la atención un precioso bolígrafo transparente, dentro del cual navegaba un barquito rodeado de burbujas. Tomé uno de esos bolígrafos, lo observé más de cerca y leí: «Aldeasa, Madrid, 2003». Mezcla de física y magia, contemplar el hipnótico funcionamiento del canal permite entender mejor el cuerpo del agua, su poder silencioso. Agua en ley ajena, su corriente presiona a quienes hoy pretenden manejarla. Quizás algún día los ahogue.