30 de octubre de 2010

Felicidad y duelo

«Las felicidades se baten a duelo y una de ellas debe morir». Eso leo en el nuevo libro de cuentos de Antonio Ortuño, Señora Rojo. Cuantas más felicidades, ¿mejor? ¿O esas felicidades se acribillarían entre sí, tratando de imponérsenos, de reclamarnos todo nuestro tiempo? ¿Lo mejor sería entonces una felicidad pequeña, única y resguardable? Pero, ¿y si se muere? ¿Y si nos deja solos? ¿O si ya estamos solos? ¿Y si precisamente eso, estar solos, fuese la única felicidad segura? El duelo duele. La soledad suelda.

28 de octubre de 2010

Cervanautas

En el discurso cervantino pronunciado anteayer por Juan Goytisolo con ocasión del Premio Don Quijote, me reencuentro con una imagen que me ha perseguido obsesivamente desde mis primeros días de estudiante: la de Cervantes leyendo «hasta los papeles rotos de las calles». O, dicho de otro modo, leyendo con desesperación, con urgencia, con consciencia del tiempo. Me gusta imaginar a Cervantes, padre huérfano de nuestra lengua, haciendo correr sus ojos por el suelo, como quien intentase abarcar una pantalla tan amplia como el mundo. Me gusta imaginarlo hoy como un internauta pionero, fascinado ante la infinitud escrita, sin saber ni por dónde empezar, leyendo todo, nada. Con los ojos como ruedas de molino.

27 de octubre de 2010

Brevedad y otras muertes

Paso por La Haya, ciudad de leyes donde hace tiempo merecí una multa de tráfico. Visito la embajada argentina. A las puertas del edificio, coincido con un hombre despeinado que me mira con recelo. Ambos tocamos el timbre. Nos abren, entramos, nos reciben cordialmente. Al cabo de un rato advierto que aquel hombre no tenía concertada ninguna cita, mientras mis anfitriones advierten que tampoco había venido conmigo. Cortésmente alarmados, le preguntan qué se le ofrece. Sin inmutarse, el individuo declara: «Soy el hijo de Eva Perón». Se lo llevan de allí sonriendo, como si estuvieran acostumbrados. De inmediato recuerdo un cuento de Juan Forn, incluido en su libro Nadar de noche, que narra la historia de un falso ex combatiente de Malvinas que irrumpe en cierta embajada argentina, desencadenando una imprevista crisis política. Al volver al hotel, me entero de que el ex presidente Kirchner acaba de morir repentinamente. Todos los diarios lo cuentan. Al mismo tiempo, casi en secreto, ha muerto David Lagmanovich, maestro argentino de la micronarrativa. No somos nada. Ni siquiera breves.

26 de octubre de 2010

El espanto y el mar

En estos días trabajo en Holanda, cuya puntualidad es tan intensa como su queso. Los canales parecen comunicarse entre sí el orden y también la voluntad: aquí han dominado el agua. La gente mantiene siempre una amabilidad extrema, como si hubiera sobrevivido tranquilamente a algo terrible que no se sabe bien qué es. O como si vencer al mar los hubiera curado de espanto. Cada vez que en un bar pido una cerveza belga, me dicen que no les queda y me ofrecen otra holandesa.

25 de octubre de 2010

Amén

A la entrada del cine Capitol, en Bilbao, converso con uno de los empleados. Me ha visto dudando frente a la cartelera. Y se ha acercado a sugerirme, o mejor dicho a rogarme, que no vaya a ver Izarren argia (Estrellas que alcanzar), de Mikel Rueda. La película recuerda las torturas que unas monjas vascas, cumpliendo instrucciones franquistas, infligieron a las presas del penal femenino de Saturrarán. «Esa no le ha gustado a nadie», me insiste. Intento que me cuente algo más de la película. «Hombre», se limita a añadir, «si la quieres pa practicar el euskera, vale. Pero a la gente no le gusta la política». Le pregunto cuál vería. El empleado me aconseja Wall Street, de Oliver Stone. Al parecer, esa no es de política. Es sólo de finanzas. De cómo funciona el mundo. Sólo pa entretener. En el cartel aparecen dos yuppies. El subtítulo es Money never sleeps.

24 de octubre de 2010

Desconocidos

Qué conmovedor caminar. Qué profundo cruzarse con desconocidos. Paseo por Bilbao mientras llueve. Veo a una mujer obesa sosteniendo un paraguas anaranjado frente a la ría. El paraguas no la cubre, sus pies se están mojando. Ella mira la ría. Veo a un hombre sentado en un portal. Lleva puesto un traje viejo, una corbata amarillenta. Revisa los papeles de su portafolios como si no lloviera, como si no fuese domingo. Veo a un taxista dormido frente a un semáforo rojo, con la cabeza sobre el volante. Veo a una inmigrante en una cafetería. Con pañuelo en la cabeza, extremadamente delgada. Come galletas de manera brutal, triturando la masa, lamiéndose los dedos. Su silla está rodeada de migajas. Los demás la observamos con desaprobación. Cuando termina de devorar su merienda, se agacha a recoger con una servilleta todas las migajas, las deposita en su plato, lo lleva hasta la barra y se marcha, dejando su mesa inmaculada. Camino de nuevo, vuelvo a mi hotel. Me asomo al espejo. No reconozco a nadie.

23 de octubre de 2010

Golear al tópico

Ayer, durante la entrega del premio (reverencia) Príncipe de Asturias (fin de la reverencia y del dolor lumbar) a la selección española de fútbol, volvimos a escuchar las palabras de siempre: «honor», «sacrificio», «gallardía» y esas cosas. Me llama la atención que este maravilloso equipo, que ha sido renovador en el fondo y en la forma, inspirase conceptos tan casposos como previsibles. Los cuales no contribuyen precisamente a actualizar la imagen de este incomparable deporte que ha cambiado de rol social, pero no de léxico. El fútbol pide a gritos una reinvención lingüística. En vez de tanto honor, sacrificio y gallardía, ¿por qué no, por ejemplo, placer, agilidad e inteligencia? Tiene que haber una diferencia entre la Legión y la Selección. O entre Pemán y Xavi, poeta del milímetro.

22 de octubre de 2010

Poema pájaro

no sé por qué los pájaros
me parecen más dignos
cuando apenas caminan tropezando
que cuando alzan el vuelo
bajo este sol inmenso envejecen los árboles
un pájaro terrestre
es un hermano
casi

21 de octubre de 2010

Todo un león

El alcalde de Valladolid, León de la Riva, que no destaca por su innata sutileza, ha ensayado un movimiento muy propio del político macho: descalificar a una adversaria por su físico. La estrategia es tan simple como sus ejecutores. Si la señora les parece de buen ver, omiten su gestión y comentan sus peinados, vestimentas o cirugías (que nunca serán tantas como las de Berlusconi, en cualquier caso). Y si la señora les resulta poco agraciada, la tildan de marimacho, estrecha o hembrista. Siguiendo este método, el señor León decidió pronunciarse sobre la prominencia labial de la ministra de Sanidad. «Cada vez que la veo esos morritos», argumentó, socrático, «pienso lo mismo». Ahora veamos a León: observémoslo detenidamente. ¿En qué nos hace pensar? ¿En una maceta sin riego? ¿En una caja de tornillos? ¿En una grieta en la pared? Mucho peor aún fue que dijese también de la ministra: «va a repartir condones a diestro y siniestro», siendo  –oh– doctor en Obstetricia y Ginecología. Si el Vaticano abre una consulta ibérica, ya sabe a quién llamar.

20 de octubre de 2010

Las cosas que no hacemos

Me gusta que no hagamos las cosas que no hacemos. Me gustan nuestros planes al despertar, cuando el día se sube a la cama como un gato de luz, y que no realizamos porque nos levantamos tarde por haberlos imaginado tanto. Me gusta la cosquilla que insinúan en nuestros músculos los ejercicios que enumeramos sin practicar. Me gustan las calles que no recorremos, fascinados frente a un café con leche. Me gustan los restaurantes a los que no acudimos, el sabor por venir de sus platos. Me gustan las lenguas que soñamos con aprender: escucho de tus labios esos dulces idiomas hipotéticos. Es lo que más me gusta de compartir la vida. Las cosas que no hacemos.

19 de octubre de 2010

El mundo es un billar

Volviendo a casa desde Italia, la huelga de las refinerías francesas provoca una cadena de retrasos aéreos, hasta que mi vuelo se cancela. Esta interconexión entre los conflictos supuestamente ajenos y nuestros intereses inmediatos es, pese a las molestias, justa. Igual que las finanzas son globales, existe una sinergia de clase: las condiciones de unos trabajadores lejanos terminarán repercutiendo en la agenda de unos ejecutivos. Por eso los estudiantes franceses se manifiestan por algo tan remoto para ellos como las pensiones. Por eso los inmigrantes desempleados se suman a las protestas universitarias. Aunque miremos para otro lado, el mundo es un billar. Los únicos que no parecen entenderlo son los dueños del juego, como Sarkozy o su maestro Chirac. Que la bola negra les rebote en la nariz.

18 de octubre de 2010

Madre música

He vuelto a soñar con mi madre tocando el violín. El sueño tenía lugar (¿tienen lugar los sueños?) en el auditorio Manuel de Falla, el último lugar donde ella hizo música. Era un concierto de Mozart bastante habitual en su repertorio. Yo la escuchaba sentado entre el público. Extrañamente, mi madre estaba vestida de calle. Con el pelo muy corto, sin teñir. Las mejillas coloradas por el esfuerzo. A veces desafinaba. Cada vez que una nota le salía mal, yo cerraba los ojos para no verlo. Pero, cuando volvía a abrirlos, mi madre me miraba fijamente desde el escenario y sonreía. Al despertar, me ha parecido que ella estaba tratando de enseñarme a disfrutar de los errores. El tiempo nos deja huérfanos. La música nos adopta.

17 de octubre de 2010

¿Cuál es el pozo?

Y de las profundidades emergió el Gran Hermano. Nada nuevo bajo la tierra. Claudio prometió casarse. Mario dice que el jefe no era Luis, sino él. Yonny había sido infiel. Etcétera. Los mineros y sus familias piden cobrar para hablar con los medios, que han lucrado con ellos. Chile deseaba héroes y se encontró con hombres. El mundo esperaba mártires y se encontró con trabajadores. Los héroes y los mártires se inmolan para alimentar al poder. Los hombres y los trabajadores sólo quieren dinero, que alimenta a su gente. Dice el novelista y ex minero Rivera Letelier que los rescatados pasaron de un infierno conocido (el subterráneo) a otro desconocido (el espectáculo). Más de uno deseará volver a la mina. A esconderse. A la sensata oscuridad. El pozo somos nosotros.

16 de octubre de 2010

¿Se marchita el fascismo?

En Turín, junto a la Piazza Carlo Alberto, me topo con la casa donde vivió Nietzsche. Aquí escribió sus páginas más cercanas a la lucidez de la enajenación, o la enajenación de la lucidez, incluyendo su autobiografía. El reciente volumen Escritos de Turín reúne inéditos de entonces. Una lápida conmemora, con inconfundible léxico fascista, el primer centenario de Nietzsche en 1944, durante el ocaso de Mussolini: «En esta casa conoció la plenitud del espíritu que roza lo desconocido, la voluntad de dominio que suscita el héroe...». Un homenaje otoñal a la locura mientras Europa luchaba por recuperaba la cordura. La fecha de la inscripción me sobresalta: 15 de octubre. Igual que hoy. Al borde de la lápida, alguien ha dejado una rosa. Blanca. Fresca. Leo la etiqueta: «Rosa Fiori. Corso Allamano». Pregunto dónde está eso. «Lejos», me dicen, «lejos». ¿Se marchita el fascismo? Nietzsche, no.

15 de octubre de 2010

Tu rostro mañana

Cuando Arturito el rubio insinuó que Yo era Otro, no imaginaba lo que harían los medios con su aforismo. Acabo de saber que mi otro yo, sin duda comandado por su otro agente, ha presentado su otra novela al Premio Planeta. El cual, en fin, sigue siendo el mismo. Según desinforma la prensa, entre los candidatos figuramos Javier Marías, Isaac Rosa, un servidor y Sara Carbonero. Lo de Marías nos honra, siendo el autor de Corazón tan blanco, entre otros prodigios sintácticos. Lo de Rosa también, ya que se trata de uno de los escritores (y articulistas) más brillantes de mi generación. Pero lo de Sara me hace particular ilusión, pues sus relatos expresionistas y sus poemas fenomenológicos han sido siempre un referente para mí. ¿Qué rostro tendremos mañana? Si Sara gana el premio, me ofrezco de finalista. Y fisioterapeuta.

14 de octubre de 2010

La cita y el canto

Releyendo Inglaterra, hermosa primera novela de Leopoldo Brizuela, que acaba de publicar la monumental Lisboa, encuentro una idea que no me sorprendería si no fuese de Saramago: «Todo discurso, escrito o hablado, es intertextual y (…) nada existe que no lo sea». No está el portugués reputado precisamente como posmoderno y, sin embargo, esta noción hipertextual de la palabra lo acercaría más a Borges que a la omnisciencia que parece dominar sus libros. Pero si todo es en verdad intertextual, explicitarlo demasiado sería una redundancia. Como empeñarse en darle relieve a una superficie que ya era rugosa. Quizás escribir consista en elegir las palabras por su equipaje. En trabajar con su carga, sus ecos. Esa sería la diferencia entre el canto y la cita. Entre unirse al coro y coleccionar partituras.

13 de octubre de 2010

El Gran No

En La habitación de invitados, primera novela de Helen Garner que se traduce al español, leo un pasaje cuya violenta verdad me estremece: «La muerte no debe negarse. Intentarlo es una presunción. Infunde locura en el alma. Absorbe la virtud. Envenena la amistad y convierte el amor en una farsa». Mientras cuidamos a un ser querido, mientras la enfermedad se lo lleva, es difícil tenerlo así de claro. Tienta negar el Gran No. Al otro lado, alguien perdido sonríe.

11 de octubre de 2010

Discrepo, luego escribo

Que es un neoliberal, un esto y un lo otro ya lo sabemos, ya lo hemos oído. Que sí, que sí. Pero a su modo, por raro que parezca, Vargas Llosa es también un inadaptado. Nunca contenta a nadie. Demasiado laico y reflexivo para la derecha. Demasiado conservador y oligárquico para la izquierda. Acaso su auténtico lugar político sea la incomodidad. Cierto inconformismo ante las posturas ortodoxas. Eso mantiene, al menos, de su formación en el pensamiento crítico. No parece poco. Y parece acaso más útil que hablar siempre para tu público, posando frente a quienes te idolatran por decir justo lo que estás diciendo.

10 de octubre de 2010

Conversación en La Academia

Libro por libro, Vargas es quizás el más importante novelista vivo en español. Con sus precoces obras maestras, sus lúcidos ensayos, sus bajones posteriores. Me fascinaron La ciudad y los perrosConversación en la catedral y La guerra del fin del mundo. No se puede dialogar mejor que en Pantaleón y las visitadoras. Bueno, sí se puede: lo hizo Puig en El beso de la mujer araña. Me interesan bastante menos Los cuadernos de don Rigoberto o La niña mala. Qué importa. Tenía méritos de sobra para que los suecos se comportaran como si el Nobel de Literatura fuese de literatura. A veces viene bien recordarlo. Como lector de izquierda, me hacen pensar más las novelas del neoliberal Vargas que el teatro del comunista Fo.

8 de octubre de 2010

El pique con Piqué

Sergio Ramos parece un muchacho de convicciones inamovibles, quizá para compensar que los entrenadores no dejan de moverlo del centro al lateral. En la selección, Ramos es lateral pero da entrevistas centralísimas. A Piqué, que se llama Gerard, un periodista catalán le hizo una pregunta en su lengua materna. Piqué se ofreció de traductor, pero ya era demasiado tarde: había herido el patriotismo de Ramos. Informar en catalán sobre la selección nacional española podría verse como un triunfo más de la Roja, como una forma de integrar al catalanismo dentro de España. Claro que, para eso, habría que ser capaz de abrirse a ambas bandas. Y mi Sergio tiende siempre a la derecha.

5 de octubre de 2010

La lista de objeciones a la lista de Granta

«Ya los conocíamos de sobra». Pero nadie había leído ni a la mitad de los autores de la lista. «Muchos están consagrados». Pero en el mundo anglosajón, verdadero destinatario de la lista, casi todos son desconocidos o inéditos. «Faltan varios países». Pero el criterio de selección no era la nacionalidad, sino la lengua. «Ahí hay marketing». Pero si fueran músicos, cineastas o artistas plásticos, nadie insinuaría que eso desmerece sus méritos. «La mayoría tiene agente». Pero, si hacemos una lista de nuestros autores predilectos, ¿cuántos de ellos no tienen agente? «La mayoría ha publicado en España». Pero, si hacemos una lista de nuestros autores predilectos en lengua inglesa, ¿cuántos de ellos no han publicado en Estados Unidos? «Faltan los más jóvenes». Pero resulta interesante haber buscado edades un poco más cercanas a la madurez, ¿no se quejaban acaso de la sobrevaloración de la juventud? «Hay pocas mujeres». Cierto, y debería haber más, pero una lista no sólo sirve para redimir lamentables lagunas históricas: también puede reflejarlas. «No necesitamos que una revista inglesa nos diga a quiénes leer en español». Ah, eso sí. British, go home!

4 de octubre de 2010

Atragrantados

Como cualquier otra lista, la de Granta es por completo discutible, falible y perfectible. Se aceptan todos los -ibles. Lo único que no se acepta es la desinformación. Algunos comentaristas apresurados omitieron incluso las condiciones de la propia revista británica. Varios de los nombres reclamados ni siquiera cumplían el requisito previo de haber nacido después del año 75. ¿Y si, en vez de discutir sobre abstracciones, nos ponemos a leer a los narradores de la lista y también a los ausentes, que son igual de interesantes: Mario Cuenca, Rodrigo Blanco, Ricardo Silva, Félix Bruzzone, Juan Sebastián Cárdenas, Álvaro Bisama, Claudia Hernández, Gabriela Wiener, Ariel Magnus, Matías Capelli, Eduardo Varas, Wilmer Urrelo, Ramiro Sanchiz, Sara Mesa, Daniel Gascón, Irene Jiménez, Nuria Labari, Jorge Carrión, Javier Moreno, Miguel Serrano Larraz...? Leer cuesta trabajo. Opinar, bastante menos.

1 de octubre de 2010

Leer fabrica tiempo

Cuando decimos que no tenemos tiempo de leer, renunciamos sin querer a un modo de existencia que remedia esa carencia. Y que precisamente nos concede lo contrario: épocas perdidas, vivencias inalcanzables, memorias ajenas, sabidurías póstumas. Sin ficción, el tiempo nos oprime. La lectura multiplica la vida. Leer fabrica tiempo.